Publicado en Mundiales, hace 3 días
Cuba.- Al menos 52 reclusos murieron en las cárceles cubanas en el año 2024, según el subregistro público del Centro de Documentación de Prisiones Cubanas (CDPC). Solo en el mes de diciembre fallecieron cinco internos.
La mayoría de casos de fallecimientos fueron provocados por negligencia y falta de atención médica, acentuada en los penales del país. Otros casos responden a fuertes golpizas por parte de funcionarios del régimen.
La directora del CDPC Camila Rodríguez declaró a ADNCuba, que «ha sido un año muy frustrante e impactante”.
MAYORIA MUERTES FUERON DENTRO PRISIONES
“Las muertes-dijo- han ocurrido mayormente dentro de las propias prisiones, aunque también en hospitales, producto de una internación urgente, cuando ya la persona en cuestión está a punto de fallecer y es muy poco lo que se puede hacer para preservar su vida. En el 2023, registramos 24 muertes, lo cual indica que este año la cifra aumentó más del doble».
Rodríguez también se refirió a la falta de acceso a información oficial y transparencia, en relación con las muertes de personas privadas de libertad, por parte del Estado cubano.
«La falta de información y transparencia imposibilita que se conozcan con exactitud las condiciones en que viven las personas privadas de libertad, y que se exija la responsabilidad estatal en la protección de sus derechos y de sus vidas”.
DIFICULTADES PARA ORGANISMOS OBTENER INFORMES
A su vez, eso dificulta que las organizaciones de la sociedad civil y las organizaciones internacionales podamos presentar informaciones detalladas y exactas ante organismos como la CIDH y la ONU, que puedan dar lugar a la imposición de medidas cautelares que intenten preservar la vida de quienes están bajo su cuidado», explicó.
Asimismo, añadió que estas problemáticas «impiden conocer las causas reales de las muertes, y en ese sentido, se limita la rendición de cuentas de las instituciones penitenciarias, y del Estado, ante los decesos”.
“Hemos visto denuncias sobre personas que han fallecido como resultado de golpizas de los guardias de las cárceles u otro tipo de violaciones, que han sido declaradas por las autoridades penitenciarias como suicidios o muertes repentinas.