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La mujer y la figura femenina en nuestras músicas populares

Publicado en Espectáculos, hace 6 años

Santo Domingo.- Desde los medios de comunicación hemos recibido una imagen de la mujer dominicana en la música, que canta y baila, a veces carismática, talentosa y sensual. Este arquetipo va asociado desde cantantes hasta bailarinas, pasando por las que son instrumentistas en orquestas de merengue femeninas; desde el fenómeno de las solistas y el antagónico de las cantautoras, y en los últimos años con las “urbanas”. Estas intérpretes y sus performances han sido la imagen más reconocida; pero, mujer y creación musical refiere más bien a muchas otras cosas.
Dando el merecido valor a las figuras femeninas más visibles de la música popular, tendríamos también que destacar los roles de las compositoras, arreglistas, instrumentistas, cantautoras, productoras y directoras de orquesta, entre muchos otros roles que no siempre han sido estimados en su justa dimensión. En estos tiempos, en los cuales las miradas de género están puestas sobre la música popular, nos preguntamos hasta qué punto ha sido la mujer creadora de su propia historia en nuestra música.
Es Fefita La Grande, un caso relevante, es la representante de la música dominicana con más reconocimientos en los últimos años, un baluarte de la música tradicional y una figura vigente en la contemporaneidad. Su manera de ser refleja un lado del rol de género que ni la música, ni la sociedad dominicana asume o entiende, por lo general; con su composición “La Pimienta es la que pica” logra no sólo reunir en una triada de exponentes femeninas trascendentales dentro de nuestra música, sino, emular esa esencia de integración entre mujeres.
Pero, la realidad de la escucha musical es que, existen muchas realidades superpuestas en la historia de la música dominicana, sobre todo en el merengue, en el cual se sienten muy remarcados los valores y tradiciones del patriarcado, sobre todo, porque en cada época las coincidencias en algunos aspectos de la valoración cultural hacia la mujer siguen siendo considerables; de hecho, discriminar el contenido de las letras entre merengueras, bachateras o urbanas por ejemplo, nos puede revelar sorprendentes detalles en este caso.
Si bien cada estilo tiene su tendencia lírica, esto es solo una condicionante, más no una condición de la creación musical en sí; es decir, si hacemos a un lado la asociación de lo urbano con las líricas violentas y nos detuviéramos a escuchar sus verdades comprenderíamos mejor algunos aspectos del machismo entre la mujer dominicana; y lo propio sucedería si aplicáramos la misma atención a las letras de merengueras, bachateras y solistas.
Las exponentes urbanas llevan la delantera respecto a qué dicen y como lo hacen, asumiendo la voz principal de su discurso, y esto deja atrás el rol más pasivo de las merengueras dentro del mercado de las orquestas; así, las historias que hemos bailado en voces de mujeres, por lo general están contadas desde la posición del hombre-creador.
Del legado de las orquestas merengueras nos traspasan los aportes de directoras, como la pianista Belkis Concepción y Yanina Rosado, de la era de las solistas por ejemplo, no se destaca igualmente el rol de autoras como Olga Lara de compositoras de éxitos internacionales como Alicia Baroni, de Maridalia Hernández como músico, y el rol social de Sonia Silvestre, por ejemplo. En fin, que una posición de ideología en la música hecha por mujeres, trasciende los estilos, a cada una, desde Milly Quezada, Miriam Cruz, Juliana, ciertamente.
En el merengue típico es distinto, precisamente porque en la dinámica social y cultural del campo a la mujer se le reconoce como portadora de las tradiciones, y desde el trabajo de la mujer campesina salen las cantadoras de salve como Enerolisa Núñez, tocadoras de palo, acordeón como las típicas María Díaz, India Canela, entre otras. Por suerte, existe un centro de equilibrio, y al presente, una nueva generación de cantautoras determina un camino más independiente en sus carreras, Covi Quintana, Nathalie Hazim, Techy Fatule, lo están haciendo a su manera, tanto en la creatividad, como en la producción.
Lo propio podemos destacar dentro de las generaciones de la fusión, que no sólo han forjado su música desde una gestión alternativa, sino que lo hacen con una perspectiva cultural de diversidad y empoderamiento musical femenino; esta es la escena musical con mayor cantidad de mujeres músicos, ejecutantes, compositoras, arreglistas, directoras de sus proyectos en el país, sólo por mencionar a algunas de ellas: Xiomara Fortuna, Patricia Pereyra, Irka Mateo, Carolina Camacho, MULA, Marimba, Nikola, músicos y productoras como Marlenne Mercedes y Rocío Damirón de Estación Sub_Trópico y Mediumship Music y muchas más.
Creadoras y creativas, mujeres que interpretan sus propias canciones y en muchos casos dirigen sus carreras. Con la esperanza quedamos, de un mayor emplazamiento de temáticas femeninas, que son tan necesarias en nuestra canción y nación.

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