Publicado en Deportes, hace 2 años
Culminar con su participación en primera ronda se traduce como fracaso (y otros sinónimos) para todo el involucrado en la confección y ejecución de la novena, quienes partían de favoritos entre los equipos del grupo D, obedeciendo a la profundidad brindada por un roster plagado de estrellas en el momento cumbre de sus carreras.
Las derrotas con marcador de 3-2 y 2-1 de la República Dominicana frente a Países Bajos estaban llamadas a ser lo peor que le hubiese podido pasar al colectivo tricolor, aunque estos fantasmas vuelven a aparecer en el contexto más desafortunado posible.
La precariedad evidenciada en la ofensiva quisqueyana era lo último en el imaginario, no obstante fue este mismo apartado que representó la mayor dificultad para conseguir las victorias necesarias para permitirse una clasificación.
La desilusión de haber caído en la primera fase del torneo nunca será fácil de asimilar, más debe ser esta frustración la que alimente el deseo de reestructurar el esquema federativo de béisbol en el país, incluyendo que en una nueva etapa se premie la meritocracia por encima de cualquier otra cosa al momento de hacer nombramientos con alta responsabilidad en el resultado final.