Publicado en Editorial, hace 6 años
Los capitales de la China Popular, donde el socialismo totalitario mantiene unas relaciones de maravilla con iniciativas privadas, ha hecho su entrada más abiertamente ahora a República Dominicana.
Bienvenidos sean con su contribución al crecimiento de la economía y la creación de empleos al instalar una empresa de zona franca en el municipio de Guerra.
El pragmatismo de Beijing para juntar cosas dispares: comunismo y capitalismo, está teniendo un éxito ecuménico. República Dominicana está en el derecho a practicar su pragmatismo: acoger a chinos honorables aunque pertenezcan a dos Estados diferentes y separados por el mar.
Una admirable tradición de apoyo a causas de los dominicanos ha sido mantenida por los distinguidos amigos de Taiwán. A ninguna de las dos Chinas parece preocuparles el que con tan buena vibra, coincidan aquí.