Publicado en Deportes, hace 11 horas
Santo Domingo.- José Salas fue parte de esa primera generación de latinoamericanos que se convirtió en millonario al firmar con 16 años. En julio de 1998, Atlanta le entregó un bono de un millón 250 mil dólares al entonces receptor. Antes que él y Guillermo Quiroz (ese año) el único venezolano en lista era Jackson Melián (1996) y luego de ellos llegó Miguel Cabrera (1999).
Salas no navegó más allá de Clase A+; tras 2004 fue dejado libre y prolongó su carrera en ligas independientes hasta 2013, entre la inicial y los jardines.
Pero no era el adiós de Salas con el béisbol, puesto que los tres hijos que engendró junto a su esposa Soenid Román, puertorriqueña, es un trío de diamantes de la más alta cotización.
Este miércoles, Salas asistirá a la firma del menor de sus retoños, Andrew, un torpedero de 6´3 pies y 185 libras por el que los Marlins entregarían un bono de US$3,6 millones, uno de los más altos de la clase 2025.
Será la primera vez que un padre en Latinoamérica ve a tres de sus hijos rubricar bonos de siete dígitos.
Ya en 2019, José Antonio, el hijo mayor, recibió US$2,8 millones del conjunto miamense. Es un campo corto que crece en la finca de los Twins, adonde llegó tras 2022.
En enero de 2023, los Padres depositaron US$5,6 millones para reclutar al segundo de la familia, Ethan, un receptor que batea a la zurda, un verdadero fenómeno que con apenas 18 años y solo dos temporadas en ligas menores terminó 2024 en el puesto 19 entre los mejores prospectos de MLB Pipeline.
El trío nació en la Florida, sus conversaciones son tan fluidas en inglés como en español, y los últimos dos terminaron su preparación en la JC Academy, el programa avanzado de la Liga La Javilla, bajo la supervisión de John Carmona. Una relación que nació con intercambios de pequeñas ligas de José “Yoyo” Salas (el patriarca) y Juan José “Vivo” Carmona, el fundador de La Javilla, en los años 80´s. Yoyo firmó con los Reales en 1970 y otro de sus hijos, José Gregorio, con los Azulejos en los 90´s.
Rodeado de béisbol
Salas padre ha estado involucrado en todo el proceso de formación y desarrollo de sus vástagos.
“Yoyo” Salas (el patriarca) y Juan José “Vivo” Carmona, el fundador de La Javilla, en la década de 1980.
Para José, padre, la presión que cae sobre estos jóvenes va acorde con el tamaño del dinero que reciben y les exhorta a asumirlo con esa responsabilidad.
“Nunca lo imaginé, nunca lo planeé, vino de forma orgánica. Esperamos cerrar la fábrica hasta que Dios nos regale un nieto varón y tengamos que retomar estas actividades. Nuestro vínculo siempre ha sido familiar, no tratamos esto como un negocio, es un estilo de vida, es lo que nuestra familia ha hecho por muchas décadas”, dijo José padre.
¿Presión? El mayor de los Salas entiende el tamaño de las exigencias, una experiencia que trata de trasladar a sus hijos.
“No creo que la gente sea injusta con las exigencias que hace a un joven que firma por mucho dinero. Creo que las exigencias son de acuerdo con la recompensa, y para tú, obviamente, a tan temprana edad aspirar (a) dinero de hombre las acciones de hombre deben venir acompañadas con esa responsabilidad”, dice Salas.
“Creo que desde el punto de vista familiar sí requiere de un poco más de esfuerzo, un poco más de unión, de preparación, de educación y un poco más de sentido común en cómo saber manejar ese tipo de éxito. Pero en cuanto a injusticia, no pienso que sea injusto pagarle a un niño como a un hombre y no esperar acciones de hombre de ese pelotero profesional”, explica Salas.
Entre los Salas, el deporte invade cualquier tema… y el padre tiene que hacer las veces del amigo, del entrenador… y de padre.
“Es más fácil tener un padre con esta experiencia, me puede decir las cosas que un entrenador no me puede decir, porque es el entrenador y es mi papá, él quiero lo mejor para mí. Tengo dos hermanos que son prospectos altos, eso me lo pone más fácil”, dice José, el hermano mayor, al conversar con DL en La Javilla.
“En realidad no siento mucha presión, llego al estadio y es a disfrutar de la pelota, de mis compañeros y con mi familia. No trató de hacer mucho”, lo resume Ethan, quien pasó por La Javilla por espacio de dos años.
¿Cómo gestionar la presión al recibir tanto dinero?
“Fue un poco más exigente en nuestra situación, a la de Jackson Melián, Miguel Cabrera, en esos tiempos no existían los siete dígitos. Representó una novedad para mi persona, Miguel y Jackson tuvieron que aprender muchas cosas con tanto dinero con tan corta edad y eso nos sirvió, en el caso mío en particular, para darle una experiencia de cómo manejar ese tipo de éxito a tan temprana edad. Pienso que, a pesar de cumplir con el camino de la firma de alto dinero, también ganamos mucho aprendizaje de eso”, dice el mayor de los Salas.
¿Cuánto juega su experiencia en favor de ellos?
“Absolutamente que tienen una ventaja (al contar conmigo que me vi en su situación). Ellos serán medidos por las expectativas, pero las expectativas vienen con una recompensa y con una responsabilidad, así que ellos entienden y han tenido la madurez suficiente no solo para manejar el éxito, sino también para manejar el fracaso y para entender de que esta industria viene con recompensa y responsabilidad a la misma vez”, dijo Salas.
¿Imaginó ser padre de tres diamantes de tan alto valor?
“Nunca lo imaginé, nunca lo planeé, y al contrario, estoy bien agradecido con Dios, con mi esposa, y con los muchachos por su disciplina, por su esfuerzo, por su, si se quiere, humildad de llevar el nombre de nuestra familia en béisbol que ha tenido muchos años presentes, pero nunca pensé esto. Vino de una manera orgánica, simplemente hacemos lo que nos mueve y la pasión nuestra es el béisbol”.
¿Cómo hace Venezuela para seguir produciendo talento premium en condiciones desfavorable?
“El talento venezolano es incalculable e inmensurable, desafortunadamente estamos atravesando una relación país donde no solo las academias que en algún punto fueron 22 las que dijeron presente a nivel nacional en Venezuela se hayan visto forzadas a abandonar el país debido a la situación que se está atravesando ahora mismo en el pueblo de Venezuela, sino que también el béisbol ha estado en nuestra sangre por muchos años. Independientemente de que ahora sea un poco más difícil conseguir esa firma y demostrar el talento venezolano el talento siempre está ahí. Queda en los entes que rigen el béisbol en nuestro país facilitar a Grandes Ligas un mejor esfuerzo para captar ese talento”.