
Publicado en Editorial, hace 8 meses
La reciente noticia sobre la posible paralización del proyecto “Vivienda Feliz” en Barahona no es solo preocupante, sino que representa una afrenta directa a las aspiraciones y necesidades de nuestra comunidad. Este programa, concebido como una luz de esperanza para tantas familias barahoneras que anhelan un techo digno, se ve ahora amenazado por obstáculos que claman por una solución urgente y efectiva.
“Vivienda Feliz” encarna la promesa de un futuro más seguro y estable para nuestros ciudadanos más vulnerables. Significa la oportunidad de dejar atrás la incertidumbre de viviendas precarias, la angustia ante la llegada de fenómenos naturales y la desesperanza de no poder brindar un hogar adecuado a sus hijos. Este proyecto no es solo la construcción de casas; es la edificación de sueños, de comunidades y de un mejor porvenir para Barahona.
Detener su avance sería ignorar las voces de innumerables familias que han depositado su confianza en esta iniciativa. Sería un revés doloroso para el desarrollo social de nuestra provincia, un golpe a la fe en las promesas de progreso y una clara señal de desatención hacia las necesidades más básicas de nuestra gente.
Hacemos un llamado enérgico a las autoridades competentes para que reconsideren cualquier decisión que ponga en riesgo la continuidad de “Vivienda Feliz”. Instamos a buscar soluciones creativas y eficientes que permitan superar los desafíos existentes y garantizar que este proyecto vital se concrete en beneficio de Barahona.
Nuestra comunidad no puede permitirse este retroceso. Necesitamos que “Vivienda Feliz” siga adelante, construyendo hogares y sembrando esperanza en cada rincón de nuestra provincia. Detenerlo sería un error con consecuencias profundas y duraderas para el corazón de Barahona.