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La vida comunicando

Publicado en Nacionales, hace 7 años

Por Carlos Julio Féliz

Casi 60 años en el ejercicio de una carrera que, como el periodismo, conlleva sacrificios y grandes responsabilidades, es algo a valorar profundamente.

Don Álvaro Arvelo hijo está en el exclusivo listado mundial de los profesionales de la comunicación con casi seis décadas de trabajo periodístico.

El influyente analista radial dominicano cumple hoy 57 años  de ejercicio, desde que el 19 de febrero de 1959, publicara su primera cuartilla, dos años antes de que se pusiera fin a más de 30 años de dictadura.

A muy pocos profesionales le ha tocado vivencias como a este hombre del cine,  la prensa escrita, radio y la televisión.

Por solo mencionar algunos:  el ajusticiamiento de Rafael Leonidas Trujillo Molina; las primeras elecciones libres, en 1962, el ascenso al poder y  derrocamiento del más digno hombre de la política dominicana, Juan Bosch; la Revolución de Abril de 1965 y la segunda invasión estadounidense al país.

Otras, el acuerdo de paz que puso fin a la crisis política del 1965, las elecciones de 66, el desembarco de Caamaño junto ocho compañeros por playa  caracoles, en Azua (del cual se cumplió el pasado 3 de  febrero 44 años), asi como el gran cambio de régimen con el triunfo de don Silvestre Antonio Guzmán Fernández, y su dolorosa muerte, que le hizo pasar a la historia como el único presidente que se suicida en el Palacio.

También, los principales huracanes desde el pasado siglo, protestas, tragedias,  en fin. Nadie se lo ha contado a Don Álvaro. Él lo ha vivido como testigo de la historia.

Escuché a alguien decir, no recuerdo si a él mismo, que “desmenuzó”, en  Alemania el tema de la segunda guerra mundial durante una conferencia y que su exposición impactó a un general de esa potencia europea. No lo dudo, pues con sobrada razón el público le ha acuñado, la enciclopedia humana. Y lo es.

Me llena de orgullo conocerlo y haberlo tratado en Pedernales, en la capital y fuera del país. La misma persona en todas partes, educado, de trato afable y sumanente culto.

Su influencia en la opinión pública ha sido a tal nivel que nunca sabrá las veces que, producto de uno de sus comentarios, un presidente ha dado marcha atrás a una decisión en contra de  su voluntad.

Alvarito (como cariñosamente le llama el pueblo), nunca sabrá cuándo uno de sus comentarios ha variado la agenda del dia de un presidente, un funcionario, una institución pública o privada, o de un medio de comunicación.

Tampoco sabrá quién se ha visto obligado a detener  lo que hace para entrar a you tube o a otros medios de la llamada comunicación 2. 0 para conocer la opinión de este comunicador respecto al tema del día.

Don Álvaro está claro de la importancia y la función de los medios  masivos.  Consciente de esto, ha usado el poder de los mismos para combatir injusticias. Me consta y a muchos de ustedes también.

Lo ha hecho desde el Gobierno de la Mañana en la Z-101,  en los impresos, donde  ha  laborado, como El Caribe, El Nacional y otros.

No hay tema de historia nacional o mundial, de personajes o de cultura general que este profesional de la comunicación no maneje.
Y lo hace en lenguaje coloquial y al más elevado nivel intelectual. Muy pocos tienen esta particularidad,  clave fundamental que le permite llegar desde el iletrado que labora la tierra en la frontera, hasta el hombre o la mujer culta de la gran urbe.

Don Álvaro es una leyenda que nos prestigia como nación. No hay que esperar el final de su carrera o de su vida para decirlo con intenso y profundo sentimiento de colega, amigo y ciudadano.

Que Dios siga protegiendo  a este destacado profesional del periodismo, para beneficio de la democracia, y de la nación dominicana.

 

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