Publicado en Todo Incluido, hace 4 horas
Este 10 de enero 2025 fue un día triste para Venezuela y el resto del mundo democrático: Nicolas Maduro cumplió la amenaza de juramentarse de nuevo de manera ilegal, sin haber ganado las elecciones celebradas el 28 de julio pasado y sin mostrar las actas que lo acreditan como ganador de dichas elecciones.
Este acto de fuerza llevado a cabo de manera descarada desafiando a todo el mundo democrático que le exige la entrega del poder de manera pacífica al legítimo presidente electo, Edmundo González Urrutia, marca otro precedente negativo para la democracia, y el accionar inefectivo de la comunidad internacional que solo hace pronunciamientos de solidaridad pero que no lastiman en los más mínimo al régimen dictatorial.
Este acto de fuerza del ilegítimo régimen, pone de manifiesto no solo la resistencia de Maduro y la corrupta pandilla que lo acompaña, incluyendo al arrastrado estamento militar, su afán de mantenerse a toda costa, sino además la desesperación de una población que anhela un cambio profundo que le devuelva la libertad y la democracia perdidas desde el comienzo del gobierno de Hugo Chávez en 1999.
La falta de acciones apropiadas de las Naciones Unidas y otros organismos internacionales, ha generado un vacío político que el dictador de marras ha sabido usar a su favor, a falta de un consenso global que ha permitido su consolidación aún en medio de la profunda crisis política, económica y social que castiga y empobrece sobremanera a los venezolanos.
Con una hiperinflación récord y la estrepitosa caída de todos los servicios públicos, el pueblo venezolano vive una situación difícil y desesperante que clama por urgente atención y soluciones eficaces, que una continuidad de Maduro no garantiza, al contrario, es casi seguro que dichos males en el futuro se profundicen.
En conclusión, mi opinión sigue siendo la que he manifestado siempre con respecto a ese régimen de oprobios sustentado por el crimen organizado transnacional y los gobiernos totalitarios del planeta, encabezados por Vladimir Putin, Díaz Canel, Xi Jin Ping, entre otros regímenes terroristas, como el de Irán, por ejemplo: solo por la fuerza se podrá derrotar el totalitarismo castrochavista que ha sumido en la desgracia al noble pueblo venezolano.