
Publicado en Nacionales, hace 8 meses
Santo Domingo.– El Viernes Santo representa un día de silencio y solemnidad, pues la Iglesia Católica recuerda el día en que Jesús entregó su vida por la humanidad.
En el marco de la Semana Mayor, en el Viernes Santo se escenifica el pasaje bíblico cuando el cielo se oscureció y el “velo se rasgó” según san Juan 18, 1-19, 42, debido a la entrega voluntaria de Cristo, donde recibió golpes, azotes, humillaciones e insultos, como lo que sería “el plan perfecto de Dios por sus hijos”.
De acuerdo con el portal Catholic net, “en este día recordamos cuando Jesús muere en la cruz para salvarnos del pecado y darnos la vida eterna. El sacerdote lee la pasión de Cristo en la liturgia de la Adoración a la cruz. Ese día no se celebra la Santa Misa”.
Además, detalla que, en las iglesias, las imágenes se cubren con una tela morada al igual que el crucifijo y el sagrario está abierto en señal de que Jesús no está.
Asimismo, el color morado en la liturgia de la Iglesia significa luto. Se viste de negro la imagen de la Virgen en señal de luto por la muerte de su Hijo.
En este día, la Iglesia pide guardar el ayuno y la abstinencia. Se acostumbra rezar el Vía Crucis y meditar en las Siete Palabras de Jesús en la cruz. Se participa en la Liturgia de Adoración a la Cruz con mucho amor, respeto y devoción.
“Se trata de acompañar a Jesús en su sufrimiento. A las tres de la tarde, recordamos la crucifixión de Jesús rezando el Credo”, detalla el portal católico.
¿Cómo se reza un Vía Crucis?
Esta costumbre viene desde finales del siglo V, cuando los cristianos en Jerusalén, se reunían por la mañana del Viernes Santo a venerar la cruz de Jesús. Volvían a reunirse al empezar la tarde para escuchar la lectura de la Pasión.
El Vía Crucis es una manera de recordar la pasión de Jesús y de revivir con Él y acompañarlo en los sufrimientos que tuvo en el camino al Calvario.
Se divide en catorce estaciones que narran, paso a paso, la Pasión de Cristo desde que es condenado a muerte hasta que es colocado en el sepulcro.
Este se reza caminando en procesión, como simbolismo del camino que tuvo que recorrer Jesús hasta el Monte Calvario. Hasta adelante, alguno de los participantes lleva una cruz grande y es el que preside la procesión. Se hacen paradas a lo largo del camino para reflexionar en cada una de las estaciones, mediante alguna lectura específica.
Si se desea, después de escuchar con atención la estación que se medita y al final de cada una, se puede rezar un Padrenuestro, mientras se camina hasta la siguiente estación.