Publicado en Editorial, hace 3 días
La ciudad de Barahona, conocida por su riqueza natural y su creciente desarrollo académico, se enfrenta hoy a una situación que pone en juego la seguridad ciudadana, el medio ambiente y el respeto a los espacios educativos: el constante tránsito de camiones cargados de materiales para exportación que atraviesan la zona universitaria para llegar al puerto local.
Estudiantes, profesores y residentes de los alrededores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, recinto Barahona han alzado la voz con justa razón. No se trata de una queja menor, ni de una oposición al desarrollo económico. Se trata de una legítima preocupación por el impacto que este tráfico pesado está teniendo para la seguridad de quienes viven, estudian y trabajan en este entorno.
Los camiones, que transportan mine materiales rumbo al puerto, no solo generan una contaminación ambiental en esta zona y el Malecón de Barahona, sino que también representan un riesgo constante de accidentes.
¿Quién garantiza la seguridad de los estudiantes y transeúntes? ¿Hasta cuándo se priorizarán los intereses económicos de unos pocos sobre el bienestar colectivo?
Hacemos un llamado urgente a las autoridades locales y nacionales para que reevalúen las rutas de transporte de estos camiones, garanticen la seguridad de la zona universitaria y escuchen a la población. Barahona no es un simple corredor de exportación; es un espacio de vida, conocimiento y esperanza para el sur del país.