Publicado en Todo Incluido, hace 4 semanas
El filósofo de la trastienda política dominicana, Dr. Euclides Gutiérrez Félix, solía decir en sus intervenciones públicas que, “la política es el arte de lo posible y que, en esa actividad se hace lo que conviene”. Lo primero que debemos decir sobre estos juicios, es que no son de la originalidad de don Euclides Gutiérrez, son razonamientos del profesor Juan Bosch.
Así es, recordamos a don Juan razonando sobre el arte político, y haciendo comparaciones históricas; una que frecuentemente mencionaba, era la decisión tomada por Vladimir Ileanov Lenin, de aceptar ocupar un vagón de un tren alemán, para regresar a la Rusia en guerra con Alemania, sabiendo que era una jugada de ese país que, buscaba de dividir las fuerzas rusas.
En ese caso Lenin optó por usar los recursos de un país enemigo del suyo, para lograr llegar a Rusia, dividir las fuerzas del Zar que enfrentaban a Alemania y aprovechar la debilidad zarista para derrotar el sistema; así se incubó el parto del estado soviético que conoceríamos más tarde.
Pero, sin alejarnos del patio, recordemos cuando nacía República Dominicana, Francisco del Rosario Sánchez, quién generosamente ofrendó su sangre para abonar la Patria, en su retorno al país desde el exilio, lo hizo por territorio enemigo, con su gloriosa frase: “Entro por Haití, porque no puedo hacerlo por otra parte, pero si alguien pretendiese mancillar mi nombre decidle que soy la Bandera Nacional”.
Cuando en política, hacemos lo que conviene para completar un plan estratégico de conveniencia general, es decir, que convenga a todo el país, los métodos y las consecuencias nunca serán considerados degradantes; pero si esa táctica de conveniencia es para un fin individual, entonces entramos en una fase de degradación política.
Y ese es el camino que, enseñaron a transitar los expresidentes Hipólito Mejía y Danilo Medina, al propiciar modificaciones constitucionales para beneficiarse individualmente cada uno de ellos; nos referimos a las modificaciones a la Carta Magna del 2002 y el año 2016, cada una de ellas buscando la reelección presidencial de su propiciador.
Si los pueblos contemplan constantemente, a sus dirigentes y figuras cimeras infringir las leyes y normas sociales y políticas para beneficio personal, se va creando una imagen de degradación de la conducta en la conciencia ciudadana que, muy pronto dará como resultado un comportamiento díscolo de las masas populares.
Actos indelicados
En el gobierno del presidente Luis Abinader se han cometido tantos actos indelicados, que ya muchos de nosotros hemos olvidado los primeros; pero tratemos de recordar algunos:
La burla a la costumbre del dominicano ordinario de jugar a la lotería, aquel fraude del llamado “caso 13”, un fraude burdo y dantesco que se quedó sin sanción, por ahí andan los propiciadores burlándose de todos.
La afamada familia Gómez acaba de dar una lección de cómo se agarran bien los “pichirrí’. A los señores Hugo Beras y Jochi Gómez y compartes, un tribunal le dictó 18 meses de coerción por el escándalo fraudulento del Intrant. Duraron menos tiempo presos que la vida de una cucaracha en un gallinero, y asegúrenlo que ellos jamás pisarán una prisión en este gobierno.
Ahí anda el buen mozo Hugo Beras en un programa de TV burlándose de todos los dominicanos. Ahora bien, ¿Por qué los Gómez y Beras pueden hacer cosas parecidas en la sociedad dominicana?
Pues, muy fácil, porque la degradación moral, social y política de las élites gobernantes viven enclaustradas en techos de cristales muy frágiles, que se rompen con solo mirarlos mal.
Sin temor a dudas, se puede afirmar que las esferas de dirección del Estado dominicano, están colmadas, ya no por degradados sociales, sino por degenerados sociales.