
Publicado en Espectáculos, hace 4 horas
Santo Domingo. – La artista dominicana Firelei Báez alcanzó este miércoles un hito sin precedentes en el mercado internacional del arte al superar, por primera vez para un creador de la República Dominicana, la barrera del millón de dólares en una subasta.
Su obra Untitled (Colonization in America, Visual History Wall Map…) fue vendida por 1,111,250 dólares en una puja reciente, muy por encima de la estimación inicial de 150,000 – 200,000 dólares.
La pieza, una explosión cromática de plumas, gestos pictóricos y referencias cartográficas, forma parte de las investigaciones visuales de Báez sobre los legados coloniales, las diásporas caribeñas y la construcción de identidades en movimiento.
El trabajo combina mapas históricos —literalmente intervenidos, cubiertos o desbordados por capas de pintura— con formas orgánicas que evocan cabello, tejidos, flora y símbolos rituales. Es una de las obras más reconocidas de la serie en la que la artista reimagina archivos coloniales para situarlos en un territorio simbólico distinto, más cercano a la reparación y la resistencia.
Radicada en Nueva York y nacida en 1980 en Santiago de los Caballeros, Báez se ha consolidado en la última década como una de las voces más influyentes del arte afrocaribeño y diaspórico contemporáneo. Su presencia en instituciones como el Pérez Art Museum Miami, el ICA Boston, el Studio Museum in Harlem y la Bienal de Venecia ha contribuido al ascenso sostenido de su valor en el mercado.
El resultado de la subasta marca un punto de inflexión para los artistas dominicanos en el circuito global. Nunca antes una obra de un creador del país —hombre o mujer— había rebasado el millón de dólares en una casa internacional de primer nivel.
El salto desde la estimación inicial confirma el interés creciente por las narrativas caribeñas y por el trabajo de una artista que ha convertido los fragmentos de la historia en un lenguaje propio, exuberante y radical.
La venta, además de consolidar a Báez como una figura clave del arte contemporáneo, sitúa a la República Dominicana en un mapa distinto: el del coleccionismo global de alto nivel, donde la diáspora sigue abriendo caminos.