Sur fecundo: historia, cultura y naturaleza
El estudio resalta que la región sur es la cuna de la libertad de América, pues en su territorio se engendró la primera Constitución dominicana (San Cristóbal) y se libraron batallas que consolidaron la independencia nacional. También es escenario del legado taíno, reflejado en vestigios arqueológicos como las Cuevas de Pomier en San Cristóbal y los petroglifos de Azua.
Valdez subraya que el sur es el hogar de figuras trascendentales como María Montez y Casandra Damirón, y que cada rincón respira historia y cultura, desde la resistencia de Enriquillo hasta tradiciones como la Zarandunga de Baní o el culto a San Francisco de Asís en Bánica.
Un tesoro natural y turístico
El “Sur Fecundo” comprende provincias como Barahona, Pedernales, Bahoruco e Independencia, con atractivos únicos como Bahía de las Águilas, el Lago Enriquillo, la Laguna de Oviedo y el Hoyo de Pelempito, que lo convierten en un paraíso para el ecoturismo y la aventura.
La región cuenta con la única Reserva de la Biosfera de toda la isla (Parque Nacional Jaragua, Sierra de Bahoruco y Lago Enriquillo), con microclimas, flora y fauna endémica que atraen a observadores de aves de todo el mundo. A ello se suman las minas de larimar, exclusivas de Barahona.
Producción y desarrollo económico
En el ámbito productivo, el sur se destaca por el Valle de San Juan, principal productor de habichuelas del país, además de arroz, maíz, guandules y batata. Azua aporta cultivos de tomate, melón y lechosa, mientras que Baní es reconocido por sus festividades y agricultura diversa.
El gobierno ha destinado inversiones millonarias en obras de infraestructura, agua y saneamiento, salud, educación y agricultura. Destacan proyectos como la presa de Monte Grande, la circunvalación de Baní y Azua y la expansión portuaria en Barahona, que buscan transformar el sur en un polo turístico y económico de gran proyección.
Del “profundo” al “fecundo”
Para Henry Valdez, la narrativa debe cambiar:
“El Sur no es profundo, es fecundo. Es la región con las mayores riquezas naturales, cuna de la libertad, con playas de ensueño, cultura vibrante y un pueblo hospitalario. Es hora de reconocerlo no como una tierra olvidada, sino como un territorio vital para el presente y futuro de la República Dominicana”.