Publicado en Económicas, hace 1 año
Santo Domingo.- La emisión de sorteos de lotería hace que miles de dominicanos apuesten a que el azar se pondrá de su lado. Como en toda apuesta, mientras más alta la suma, más prometedor es el premio. Por eso, personas consultadas afirman que gastan entre 100 y 2,000 pesos cada día.
“Hay días que yo me programo y digo que nada más voy a jugar 500 pesos, 300 pesos, y así”, expresó Yuliana Jiménez, quien estima que gasta en promedio 800 pesos todos los días. “Por ejemplo, hoy ya llevo 280 pesos”, contó.
Jiménez confesó que juega hasta seis sorteos de manera simultánea, ya que tiene la suerte de “sacarse” regularmente.
Entre tripletas, palés y quinielas dijo que es “muy difícil” cuando no “la pegue” en dos de esas seis loterías durante la semana. “El domingo pasado me saqué 700 pesos. Este martes, 1,200 pesos, y así”.
El gasto en que incurren los dominicanos en los juegos de azar es un fenómeno que ha sido escasamente estudiado en República Dominicana. En 2020, la Fundación Economía y Desarrollo estimó que los dominicanos gastan un 0.8 % en loterías que, además, forma parte de los 25 principales productos de la canasta básica.
El análisis, realizado por la economista Nicole Peña, tomó en cuenta la canasta básica familiar de octubre del 2020 que, en ese momento, el promedio nacional se encontraba en 36,584 pesos, lo que estima un gasto mínimo de 292.7 pesos.
Para agosto del 2023, la canasta promedio nacional iba por 44,166 pesos, lo que aumentaría este gasto a un mínimo de 353.3 pesos solo por este concepto, aunque es probable que el consumo de juegos de lotería haya aumentado más allá del 0.8 % en los últimos tres años, como lo hicieron las recaudaciones estatales.
Recaudaciones por juegos de azar en el primer semestre del 2023, de acuerdo con la Dirección General de Impuestos Internos (DGII).
¿Qué incide en el gasto diario en juegos de lotería? Para Emilio Nova, dependerá de cuánto dinero tengas. Si los bolsillos “están buenos” y cuenta con algo “sustancial” puedes jugar entre 1,000 y 2,000 pesos. “Cuando no tengo, juego mis 200 pesos, mis 300 pesos…; siempre manteniendo el equilibrio de estar en el juego”.
Más allá de ser una costumbre, Nova señala que la esperanza que todo jugador tiene es la de sacarse “par de pesos juntos” para resolver alguna necesidad o proyecto pendiente. “Uno va y lo invierte en algo que tenía que hacer… y sigue tirando sus charaditas de vez en cuando, con el mismo propósito”.
El sociólogo Juan Montero señala que la lotería es vista, a menudo, “como una oportunidad potencial de mejorar una situación económica de manera rápida y significativa”, sobre todo, si se viene de condiciones socioeconómicas precarias o si se carece de medios para satisfacer sus expectativas de éxito y de progreso.
Nova dice que con la lotería ha sabido ganarse entre 30,000 a 50,000 pesos, dinero que ha invertido para culminar su casa. “La electricidad (de la casa) yo la hice prácticamente de la lotería, y varias cosas más, las he hecho de ahí”.
En esto coincide Agustín Vásquez, quien dijo que la última vez que se sacó una alta suma –de unos 60,000 pesos– usó el premio para arreglar su vehículo.
En el caso de Jiménez, dice que lo máximo que se ha sacado han sido 7,000 pesos, los que le sirvieron, en ese momento, para comprar unas pastillas contra la diabetes.
José Luis García ha preferido ser más austero con el tiempo. Ha ido disminuyendo los montos que gastaba en al menos tres loterías, pasando de entre 500 y 1,000 pesos diariamente a mantenerse en un rango de 100 pesos hasta 255 pesos como máximo.
“Uno no puede perderlo todo; eso es más pérdidas que ganancia”, señaló.
Vásquez llegó a la misma reflexión, por lo que ha venido disminuyendo sus apuestas gradualmente, de 2,000 a 1,500 pesos hasta 1,000 y 500 pesos diariamente. “Antes me pagaban 2,000 pesos y de ahí tomaba 1,000 pesos para jugar, así jugaba yo”, recordó.
Si se pierde más de lo que se gana, ¿por qué siguen jugando?
“Existen diversos factores psicosociales que pueden incidir en que las personas continúen participando en los juegos de azar. A pesar de que sus probabilidades de ganar son bajas (…), las esperanzas de lograr un cambio extraordinario en su estilo de vida mantiene a las personas vinculadas en estas prácticas”, observa el sociólogo Montero.
Otro factor es el psicológico, pues una persona puede generar adicción a los juegos de azar lo que, en el ámbito clínico, se conoce como ludopatía.
“Es un trastorno del control de los impulsos. Se caracteriza por una pérdida de control sobre el juego, manifestándose en patrones desadaptativos que no se detienen a pesar de las consecuencias adversas”, definió el psicólogo clínico Juan Vargas Delgado.
El especialista dijo que la principal diferencia entre un hábito y una adicción en torno al juego radica en la capacidad de apostar de forma consciente, discriminando en qué momento parar de manera responsable y moderada.
“Lo más importante es que pueden detenerse cuando así lo deciden. Mientras tanto, las personas con ludopatía llegan a perder el control sobre el juego, se mienten a sí mismas y a su entorno para poder continuar con estos hábitos, incluso cuando saben que está causando problemas en sus vidas”, enfatizó Vargas Delgado.
Para Nova, quien afirma que sabe cuándo seguir y cuándo retirarse, los premios de la lotería deben siempre usarse para algo productivo. “Si te quedas con ellos en los bolsillos, vuelves y los llevas a la lotería otra vez, y el dinero se va de nuevo a su lugar”, dijo entre risas.
Jiménez recalcó que el dinero de la lotería nunca se puede volver a jugar, porque se pierde. “Esos son juegos de azar. Es suerte. El que juega por apuro pierde por ambición, y el que juega por necesidad pierde por apuro”, remarcó.
Israel Reyes, quien trabaja en una banca y vende números de manera independiente desde hace seis años, dice que recibe con frecuencia a clientes que gastan en promedio 2,000 y más de 3,000 pesos para apostar a su número favorito en quinielas, palés, tripletas y super palés.
“Hay días en los que yo vendo 20,000 y 25,000 pesos (en números). Los sábados y domingos pueden ser 35,000 y 40,000 pesos”, afirmó.
Dijo que es “muy conveniente” que las personas ganen los sorteos porque la tendencia es que regresan y gastan aún más para seguirse sacando. “Esa es la actitud de la gente. A mí me conviene que se saquen porque ese dinero no lo pago yo, lo paga el dueño (del negocio)”, subrayó.
Agregó que también cuenta con buenos clientes que le dejan propina.
Reyes dice que, adicional a esos ingresos, vende números de manera particular con una “maquinita” (verifone), que le permite ofrecer sus servicios a domicilio. Solo tiene que pagar internet y recibe el 17 % por las ventas diarias y el 10 % del beneficio total en el mes.
Djo que cuando una persona gana un premio que excede la cantidad de liquidez que tiene en el momento, la compañía que le renta el equipo se encarga de buscar el restante para pagarlo.
Reyes ve la venta de números como una manera de “buscar dinero y sobrevivir”. “A veces las cosas se ponen color de hormiga, pero uno busca la manera de hacer el bien sin dañar a nadie”, reflexionó. Ludopatía
¿Qué se puede hacer?
Juan Vargas Delgado señala que la ludopatía es un trastorno que lo tiene entre el 1 y el 3 % de la población mundial y que, aunque esto puede verse una cifra baja, es muy común, sobre todo en las personas que cuentan con un historial familiar de trastorno del control de los impulsos, o se está en un entorno donde el juego es normalizado, aceptado y promovido.
Si una persona sospecha que está teniendo una adicción al juego, o algún familiar o amigo, se debe buscar ayuda profesional, así como ser compasivo, comprensivo y abierto al respecto. Vargas Delgado aconseja, además, establecer límites claros, construir estrategias de afrontamiento y ver el proceso desde una mirada de responsabilidad más que de culpa.