
Publicado en Deportes, hace 3 horas
Santo Domingo. – Tres décadas más tarde, la agresiva apuesta a largo de Grandes Ligas por Japón rinde frutos como lo visualizó Bud Selig. Desde Hideo Nomo en 1995, la liga fue detrás de su talento con todo y lo complicado que resulta, pero también por su mercado, el mayor de béisbol fuera de los Estados Unidos y la cuarta economía del planeta.
Nadie como los Dodgers lo ha capitalizado más y la Serie Mundial que disputa esta semana es la mejor muestra. En el terreno, el desempeño de figuras como Shohei Ohtani, Yoshinobu Yamamoto y Roki Sasaki justifican un día sí y el otro también las cuantiosas inversiones que requirió sumarlos al plantel y en la facturación del club las cifras que se filtran desarticulan cualquier.
De acuerdo a Sportico, el conjunto angelino se ha convertido en apenas el tercer club del planeta que alcanza ingresos de mil millones de dólares en un curso contable, una dimensión a la que solo llegan el Real Madrid y el FC Barcelona.
Llevar a Ohtani a Los Ángeles ha reportado acuerdos de publicidad que superan los 100 millones a los Esquivadores y disparado la presencia de aficionados nipones.
Llegar a este punto ha implicado importar estrellas locales de primer nivel, llevar equipos regularmente para partidos de exhibición, ampliar la infraestructura de la Liga Japonesa de Béisbol Profesional (NPB), popularizar el Clásico Mundial de Béisbol y jugar series de temporada regular en Tokio en varias ocasiones desde el año 2000.
Pero cuando Ohtani, el MVP que revolucionó el béisbol, dejó tras 2023 a los Angelinos por los mucho más venerados Dodgers, la popularidad del béisbol en Japón se disparó como nunca antes.
La temporada 2024 marcó un punto de inflexión. La audiencia televisiva de la MLB en Japón aumentó un 42%, mientras que las ventas de productos oficiales subieron un 183 %, y los ingresos por patrocinios crecieron un 114 %. La Serie Mundial, en la que los Dodgers de Ohtani vencieron a los Yankees, alcanzó un promedio de 12,1 millones de espectadores por juego, la cifra más alta registrada en el país y cercana a los niveles de audiencia de Estados Unidos.
El clímax llegó con la serie inaugural de 2025 en Tokio, donde los Dodgers —con Ohtani, Yamamoto y Sasaki— se enfrentaron a los Chicago Cubs, que contaban con los también japoneses Shota Imanaga y Seiya Suzuki.
El evento fue un éxito absoluto: 25 millones de personas vieron el primer juego, convirtiéndolo en el partido de MLB más visto en la historia de Japón.
En términos financieros, los resultados fueron igualmente espectaculares. El comisionado Rob Manfred estimó ingresos de 35 millones de dólares para la liga, mientras que Fanatics, la empresa encargada de la venta de mercancías, reportó 40 millones en ventas durante la serie, el evento más exitoso de su historia.
Fanatics montó una operación comercial masiva en el Tokyo Dome, con una tienda temporal de 31.000 pies cuadrados, 140 cajas registradoras y 700 empleados que procesaron más de mil transacciones por hora. Miles de aficionados hacían fila desde la madrugada, mientras en toda la ciudad —desde estaciones de tren hasta tiendas 7-Eleven— el rostro de Ohtani dominaba la publicidad.
Con este éxito, la MLB planea replicar el modelo en otros mercados. Países como Corea del Sur, México, Londres, Brasil e India figuran en la agenda de expansión internacional. Según Noah Garden, subcomisionado de la MLB, la clave está en el compromiso sostenido: “Antes solo jugábamos un par de partidos y nos íbamos; ahora invertimos para construir una base real”, dijo el ejecutivo en una conferencia en marzo pasado.
El regreso del Clásico Mundial de Béisbol 2026 al Tokyo Dome promete consolidar esta expansión, con Japón convertido en el epicentro del nuevo impulso internacional del béisbol.