Publicado en Nacionales, hace 1 mes
Santo Domingo.- “¡Si me matan sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte!”. Estas palabras de Minerva Mirabal, dichas con la firmeza de una visión profética, resumen el espíritu indomable con el cual vivieron y militaron las hermanas Mirabal, mujeres que desafiaron a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, en República Dominicana.
Patria Minerva y María Teresa, conocidas como “Las Mariposas”, no lucharon solamente por la libertad de su país sino que sembraron las semillas de una resistencia cívica-política que trascendió las fronteras y las generaciones al enfrentar el régimen de Trujillo con valentía, sacrificando todo por un futuro más justo.
El 25 de noviembre de 1960, la lucha que encabezaron tuvo un trágico y despiadado final: luego de visitar a sus esposos encarcelados por razones políticas, las Mirabal fueron brutalmente asesinadas por agentes del régimen, golpeadas con saña y estranguladas. Los cuerpos de las mujeres fueron tirados por un precipicio, en un intento por encubrir la magnitud del crimen.
Pero, lejos de silenciarlas, la muerte de las hermanas encendió la llama de la indignación colectiva y marcó el principio del fin de la dictadura con ellas como símbolos inmortales de resistencia y justicia. A los seis meses, en mayo de 1961, Rafael Trujillo fue asesinado.
Hoy, en honor a “Las Mariposas”, se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Esta fecha fue oficializada por la ONU en 1999. Las Mirabal fueron el estandarte de la lucha contra la opresión y la violencia de género, inspirando cada día a millones de mujeres en todo el mundo a alzar su voz.
Rafael Trujillo había llegado al poder de República Dominicana el 16 de agosto de 1930 y la noche del 30 de mayo de 1961 murió acribillado en la ruta que une Santo Domingo con San Cristóbal. Su muerte fue el resultado de una conspiración y traición a sangre fría: Juan Tomás Díaz (general retirado), José Román Fernández, Antonio De la Maza (en venganza porque el dictador ordenó asesinar a su hermano), y Amado García, su custodio personal, lo emboscaron y mataron en la ruta.
Trujillo fue conocido como “Chapita” por la obsesión que tenía por mostrar sus medallas y como “El Chivo”, por la vida licenciosa que llevaba. Nació en 1891 en San Cristóbal, rebautizada como “Ciudad Trujillo” durante su régimen. Luego de liderar una banda violenta y unirse a la Guardia Nacional establecida por Estados Unidos durante la ocupación, ascendió en el ejército, y se consolidó en el poder con el respaldo de Washington.
En 1930, aprovechó la crisis política y económica que vivía el país para convertirse en el único candidato presidencial, asegurando así su victoria mediante una campaña de terror respaldada por una organización paramilitar. Durante su régimen, el Partido Dominicano fue el único permitido. Su control absoluto marcó la vida cotidiana, instaurando el terror en su país.
Hasta que lo mataron, había mandado a secuestrar, encarcelar, torturar y asesinar a miles de dominicanos. Sus 31 años en el poder se conocen como la “Era de Trujillo” y la historia lo recuerda como una de las tiranías más sangrientas de América Latina.
Su gobierno se caracterizó por ser anticomunista, por la represión a todos sus oponentes y el culto a su propia personalidad. Para él, las libertades civiles no existían y ordenó cometer actos cruentos y de constante violación a los derechos humanos. No fue todo: ahogó al país en el terror y el pánico; y obligó a los ciudadanos a rendirle “respeto” cortesano.
Quienes no lo adoraban padecían las consecuencias: cualquier persona que no estuviera de acuerdo con el régimen de Trujillo podía ser encarcelada y torturada en alguna de las cárceles clandestinas que había destinado a esas prácticas. Entre sus oponentes estaban tres de las hermanas Mirabal.
María Teresa, Patria, Minerva y Bélgica Adela (Dedé) Mirabal Reyes fueron las hijas del matrimonio entre Enrique Mirabal y Mercedes Reyes, pareja que a fuerza de trabajo logró ser una familia acomodada de la época. Vivían, en Ojo de Agua, una comunidad del municipio de Salcedo, donde la familia tenía sus tierras, mediante las cuales proveía a las comunidades y provincias cercanas.
Durante los años como estudiantes internas en el Colegio Inmaculada Concepción de La Vega, regido por monjas españolas de la Orden Franciscanas de Jesús, las hermanas vivían en un mundo equilibrado y feliz. Pero la llegada de Trujillo al poder acabó con esa paz: las Mirabal vieron las injusticias que la dictadura perpetraba, comenzaron a escuchar sobre los asesinatos de quienes se oponían al régimen y entendieron que vivían sin las libertades humanas básicas.
Eso hizo que desde temprano, Minerva (nacida nació el 12 de marzo de 1926) se sintiera interpelada por los deseos de justicia, que la llevaron a querer convertirse en abogada, aún cuando esa carrera no estaba permitida para las mujeres dominicanas. Con los años, y a medida que comenzó a saber más de las atrocidades que cometía el gobierno de Trujillo, creció su oposición a la dictadura. Cuando inició la carrera de Derecho en la Universidad de Santo Domingo conoció a Manuel Aurelio Tavárez Justo, con quien formó pareja y fundó el Movimiento Revolucionario 14 de junio, 1J4. Tuvieron dos hijos, Minerva y Manolo.
María Teresa, que había nacido el 15 de octubre de 1935, también dejó su pueblo. Luego de que Minerva llegara a la capital para estudiar abogacía, “Mate”, como el decían, ya cansada de la vida de campo se le unió en la ciudad y en la causa. Participó activamente en el Movimiento 1J4 junto a Leandro Guzmán, un militante que conoció mientras estudiaba Agrimensura en la Universidad de Santo Domingo. Se casaron y tuvieron una hija, Jacqueline.
Durante el primer tramo de la dictadura de Trujillo, la familia Mirabal Reyes estaba dedicada al comercio y aunque no tenían vínculos directos con la política, sí estaba relacionada con la burguesía local. Eso lo llevó a ser parte de una fiesta que brindó el dictador, en la cual, se dice, éste quedó impactado por la belleza de Minerva, a quien había conocido durante un acto escolar cuando el militar realizaba una visita en el colegio donde la joven estudiaba.
En aquella fiesta, Trujillo invitó a Minerva bailar, quiso seducirla, pero la chica no lo dejó. Así comenzó el hostigamiento contra la joven debido a sus negativas y su oposición al régimen. También hostigó a su familia: don Enrique Mirabal fue detenido y torturado. Al poco tiempo murió.
Al igua que sus esposos, Minerva y María Teresa habían sido detenidas y encarceladas en varias ocasiones: estuvieron en las cárceles La Victoria y La 40, en Santo Domingo. Tanto ellas como sus maridos fueron sometidos a torturas durante el régimen de Trujillo. Pese a eso, ninguno abandonó su lucha contra la dictadura.
El 18 de mayo de 1960, Minerva y María Teresa, y sus maridos, fueron juzgadas en Santo Domingo por atentar contra la seguridad del Estado dominicano. Los cuatro fueron declarados culpables y condenados a tres años de prisión. Inmediatamente, comenzaron a purgar sus penas, pero ellas fueron liberadas el 9 de agosto, por orden expresa de Trujillo. Se cree que ese “gesto” no fue más que el deseo del tirano para seguir hostigándolas mientras sus maridos seguían encarcelados.
Los meses en prisión nos las callaron. A las pocas semanas de salir retomaron las reuniones secretas contra el régimen. Esto se sumó a las presiones internacionales que dejaron el atentado en Venezuela contra el presidente Rómulo Betancourt; la OEA sancionó al Estado dominicano con la rotura de las relaciones diplomáticas y económicas; mientras caían los diferentes regímenes dictatoriales en América Latina. En este contexto Trujillo ordenó al general Pupo Román que preparara un plan para hacer desaparecer definitivamente a las Mirabal.
Junto al Servicio de Inteligencia Militar (SIM), Román ordenó a trasladar a los maridos a la cárcel de Salcedo, como aparente nuevo gesto de benevolencia porque las Mirabal ya no tendrían que realizar largos viajes hasta la cárcel de La Victoria, donde ellos cumplían sus condenas.
El 25 de noviembre de 1960, las tres hermanas Mirabal viajaron en un jeep a visitar a sus esposos. Durante el regreso, fueron interceptadas por agentes del régimen de Trujillo. Las obligaron a bajar del vehículo y las secuestraron.
Otros hombres las esperaban. Patria, Minerva y María Teresa fueron golpeadas brutalmente y estranguladas con pañuelos hasta la muerte. Aún muertas, las siguieron golpeando con toda brutalidad. Sus cuerpos fueron colocados en su vehículo y lanzado por un barranco en un intento siniestro para simular un accidente. Esto no sólo generó indignación nacional sino que también marcó el inicio del fin de la dictadura de Trujillo.
Con el tiempo, el sacrificio de las Mirabal trascendió las fronteras dominicanas. En 1981, durante el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, se eligió el 25 de noviembre como el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, en honor a su lucha.
En República Dominicana, la memoria de las Mariposas está presente en múltiples formas: la provincia donde nacieron y vivieron fue rebautizada como Hermanas Mirabal y su casa en Salcedo es ahora un museo que conserva su historia.
En 1999, las Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, con el objetivo de concientizar sobre la violencia de género y promover acciones para erradicarla.
El coraje de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal sigue inspirando a las mujeres de todo el mundo a resistir y luchar por sus derechos. En cada protesta feminista, en cada consigna contra la violencia de género, el espíritu de las “Mariposas” sigue presente.