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Oposición fragmentada y gobierno cuyo ciclo de promesas se agota

Publicado en Todo Incluido, hace 22 minutos

Alejandro Santos 

El panorama político dominicano presenta actualmente matices indefinidos, tanto para la oposición como para el gobierno.

El rol protagónico de oposición se mantiene dividido; la supremacía tiende a pender entre la Fuerza del Pueblo y el PLD.

Mientras que por el lado del gobierno, el PRM está colocado dentro del espacio donde la capacidad de prometer se empieza a agotar.

En el espacio de la oposición, en ocasiones se perfila el PLD como el líder opositor; en otros ámbitos, la figura de Leonel Fernández emerge por encima de su partido y del PLD.

Si la contundencia del espectro opositor político dominicano se fuera a medir en términos de organización política, la Fuerza del Pueblo y el PLD se reparten la mayor parte.

La carencia que tiene el PLD de una figura presidencial definida limita sus posibilidades de protagonismo en términos de liderazgo personal.

Mientras que la Fuerza del Pueblo mantiene la ventaja de tener una sola línea de liderazgo claramente definida.

Cada una de las principales entidades que se disputan la supremacía no logra por sí sola aglutinar la sinergia suficiente para convertirse en una hegemónica fuerza que consiga vencer al partido de gobierno (PRM).

La debilidad del PLD de no tener una figura que consiga compactar ese partido es, contrariamente, la fortaleza de la Fuerza del Pueblo en ese sentido; pero a su vez, la fortaleza del PLD como organización se presenta todavía como una insuficiencia en la Fuerza del Pueblo.

Lo que le falta al PLD lo tiene la Fuerza del Pueblo, y lo que tiene el PLD le falta a la Fuerza del Pueblo.

La fragmentación de la oposición, por tanto, no es solo producto de las heridas que quedan todavía abiertas de la división del PLD; obviamente también inciden las condiciones en que se encuentra cada organización política.

No significa necesariamente que todo ya se pueda dar como concluido para las próximas elecciones del 2028.

La realidad de la oposición se enfrenta a competir a una situación que se le viene encima al gobierno y al PRM, que van entrando en un ciclo donde las promesas ya no surten efecto, la población se pone más exigente y deja de conmover los grandes discursos y las grandes promesas.

Entramos en el periodo de tiempo en que la sociedad dominicana demanda más hechos que palabras; la carta de presentación del PRM ahora cambia, no se limita a buscar culpables del pasado o presentar más propuestas; ahora lo que importa son las realizaciones, las respuestas concretas a los problemas nacionales.

La gente empieza a evaluar al PRM y al gobierno desde sus ejecuciones: cuál ha sido su desempeño en la economía, el empleo, la salud, la educación, en construcción de obras de infraestructura, en el manejo de temas sensibles como la corrupción, etc.

La configuración presente a la que se enfrentan la oposición y el gobierno del PRM indiscutiblemente repercute en las decisiones hacia las elecciones del 2028.

Ambas partes tendrán que dedicar esfuerzos extraordinarios para superar sus propias realidades actuales: la oposición está obligada a unificarse para tener posibilidades de éxito; el PRM y el gobierno, a concentrarse en atender con eficacia los desafíos propios de la presente coyuntura que vive el país.

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