
Publicado en Editorial, hace 3 horas
La proximidad de la Tormenta Tropical Melisa a República Dominicana exige una respuesta sensata y unificada de toda la ciudadanía. En estos momentos, la prudencia no es solo una virtud, sino una necesidad imperativa para salvaguardar vidas y bienes.
Ante la incertidumbre que siempre traen estos fenómenos, el único faro confiable deben ser las orientaciones oficiales emitidas por el Centro de Operaciones de Emergencias, el Instituto Nacional de Meteorología, y las demás entidades de protección civil.
Ellos manejan la información técnica, los modelos de trayectoria y las capacidades de respuesta institucional. Ignorar estas directrices por rumores o subestimación es jugar a la ruleta rusa con el bienestar familiar y comunitario.
Es fundamental mantenerse informado a través de canales oficiales, seguir las evacuaciones preventivas si son ordenadas y evitar cruzar ríos crecidos o transitar por zonas propensas a deslizamientos.
La historia nos ha enseñado que el mayor peligro en un evento hidrometeorológico a menudo es la confianza excesiva o el pánico irracional. Melisa nos pide mantener la calma, pero con los ojos abiertos y oídos atentos a las instituciones. Preparar mochilas de emergencia, asegurar techos y ramas sueltas, y reducir la movilidad son acciones de conciencia ciudadana.
Este es el momento de la solidaridad y el respeto a la cadena de mando de emergencia. Escuchar las orientaciones oficiales es el acto más responsable y protector que podemos realizar como dominicanos frente a los embates de la naturaleza. ¡Que la prudencia nos guíe!