Publicado en Nacionales, hace 1 hora
Santo Domingo.- Desde octubre de 2024, el sector sindical está atento al Congreso Nacional con el estudio de la reforma al Código de Trabajo, una deuda social con la clase obrera que no solo reemplazará la obsoleta Ley 16-92, sino que también será clave para reducir la informalidad, elevar la productividad, aumentar las inversiones y flexibilizar las contrataciones.
Ante la demora en la aprobación, los gremios sospechan que los legisladores podrían complacer las peticiones del sector empresarial, consistentes en poner un límite a la cesantía. Los activistas se agrupan, principalmente, en la Confederación Nacional de Unidad Sindical (CNUS), dirigida por Rafael Francisco Abreu Polanco “Pepe”; la Confederación Nacional de Trabajadores Dominicanos (CNTD), encabezada por Jacobo Ramos; y la Confederación Autónoma Sindical Clasista (CASC), liderada por Gabriel del Río Doñé.
Se trata de un trío que ha sido el rostro de las manifestaciones sindicales desde hace más de tres décadas, a pesar de que el país tiene registrados 3,973 sindicatos, conformados en 24 confederaciones. El 61.3 % está inactivo, según datos del Ministerio de Trabajo.
La inactividad, según han reiterado los sindicalistas, ha sido uno de los factores que limita el relevo. Además, se quejan de que los empresarios se oponen a la conformación de nuevos gremios dentro de las corporaciones, pese a que está respaldada por la Constitución y el Código de Trabajo.
Los movimientos sindicales surgieron a partir de 1910, pero durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina (1930-1961) se limitaron sus avances. Mauricio Báez –considerado el padre del sindicalismo dominicano– fue de los pocos atrevidos. En 1946 organizó huelgas en los ingenios azucareros de la región este. Su coraje le costó la vida: fue asesinado por agentes trujillistas en 1950, mientras estaba en el exilio en La Habana, Cuba.
Con la muerte del tirano, los gremios entraron en apogeo. En 1964 organizaron una huelga contra el decreto del Triunvirato, que duplicaba las cuotas obligatorias de los trabajadores al Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS).
Esas concentraciones sirvieron de impulso para que Abreu se adentrara en el ambiente sindical. A pesar de que usó el seudónimo “Pepe” para proteger su verdadera identidad durante los gobiernos de Joaquín Balaguer, no se libró de pasar dos años en prisión, según ha reiterado en entrevistas periodísticas.
La CNUS, el gremio que dirige, cuenta con más de 430 mil miembros y, según su página web, se define como una “organización independiente de toda injerencia patronal, gubernamental, partidaria o de otra índole en sus asuntos internos”. Sin embargo, junto a sus compañeros ha mostrado su inclinación hacia los gobiernos de turno, avalando públicamente sus reelecciones.
Así lo dejaron saber en 2008 con Leonel Fernández, en 2015 con Danilo Medina y en 2023 con el actual jefe de Estado, a quien respaldaron con el movimiento “Trabajadores con Luis”.
Ya en 2021, los tres habían sido favorecidos con una pensión de 75,000 pesos cada uno por parte de Abinader, mientras que sus colegas Milciades Cuevas Paredes, Narcizo Cabral, José Luis León, Elpidio Antonio Santos y Bienvenido Cuevas recibieron pensiones de 50,000 pesos cada uno.
El beneficio provocó críticas en las redes sociales, pero ellos se defendieron alegando que tienen derecho y que eso no afecta su rol sindical. “Un movimiento sindical que no tiene que ver con el PRM, que no tiene que ver con un compromiso partidista”, manifestó Pepe Abreu en ese momento.
El actual debate con los empresarios sobre la reforma laboral comenzó en 2022 en el diálogo tripartito. En noviembre de 2024, el litigio siguió en el Senado, teniendo como árbitro a la comisión especial que estudia el proyecto de ley. Esta complació a los patronos con todas las peticiones, menos con la de limitar la cesantía a los empleados nuevos.
La propuesta perimió en la legislatura pasada y fue reintroducida en agosto del año siguiente. Actualmente se mantiene bajo estudio. Hasta ahora, aunque se ha demorado la aprobación de la ley, el Poder Legislativo no ha dado señales de complacer los deseos de los empleadores. Los gremialistas iban a protestar la semana pasada frente al Congreso, pero declinaron luego de una reunión con Ricardo de los Santos, presidente del Senado.
Otro enfrentamiento es el que libran cada año en el Comité Nacional de Salarios (CNS), donde, luego de múltiples propuestas y regateos, acuerdan un aumento de sueldos en los sectores más vulnerables ante los altos precios de la canasta familiar.