
Publicado en Nacionales, hace 1 hora
Santo Domingo.- En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una considerable cantidad de mujeres vestidas de novia marcharon en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) para concientizar sobre el feminicidio, un problema persistente y estructural en la República Dominicana que registra entre 70 y 90 casos anuales.
La marcha, caracterizada por pancartas y consignas, evidenció la urgencia de abordar las causas profundas de la violencia de género en el país, donde solo el 4% de las víctimas denuncian el maltrato.
La directora del Instituto de Género y Familia de la UASD, Virtudes de la Rosa Hidalgo, detalló que, según la Procuraduría General de la República (PGR), la violencia contra la mujer es el delito más denunciado. Sin embargo, las cifras de feminicidios se mantienen estables, demostrando la ineficacia de los mecanismos de prevención.
En ese sentido, detalló que un estudio del Instituto de Género y Familia de la UASD revela que ese fenómeno es el resultado de una combinación de factores estructurales, institucionales y culturales, entre ellos:
Una cultura patriarcal que naturaliza la desigualdad y el control sobre las mujeres.
Instituciones que no actúan con la rapidez ni la coordinación necesaria.
Desigualdades económicas y sociales que limitan la autonomía femenina.
Falta de datos unificados y sistemas efectivos de alerta temprana.
Más del 75 % de los feminicidios son perpetrados por parejas o exparejas, lo que evidencia relaciones de poder desiguales, normalización del control emocional y económico, posesividad correctiva, dependencia económica femenina y dificultad para salir de relaciones violentas.
Muchos de estos crímenes ocurren a pesar de que la víctima había solicitado ayuda o existía una orden de alejamiento sin cumplimiento efectivo, debido a la escasa coordinación interinstitucional entre la PGR, la Policía, el Ministerio de la Mujer y los tribunales.
Aún faltan alertas tempranas efectivas, dispositivos de protección, refugios suficientes y mecanismos de reacción rápida. La cultura dominicana, como muchas en la región, mantiene patrones donde la masculinidad se asocia con control, celos y dominio, la violencia se interpreta como «conflictos de pareja», los celos son romantizados y las mujeres son socializadas a tolerar abusos.
Investigaciones de la CEPAL, el PNUD y académicas dominicanas muestran que el riesgo de feminicidio aumenta en contextos de pobreza, existen brechas laborales amplias, la dependencia económica incrementa la vulnerabilidad y los servicios de apoyo son menos accesibles para mujeres rurales.
A pesar de los avances en el registro, persiste el subregistro de feminicidios, especialmente los que no se dan en el marco de relaciones de pareja, la falta de indicadores para violencia económica, psicológica y tecnológica, y las diferencias entre los criterios de la PGR, el Ministerio y la prensa.
En conclusión, aunque el país ha avanzado con protocolos, fiscalías especializadas y campañas, no ha sido suficiente para reducir de manera sostenida el número de asesinatos de mujeres por razones de género.