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Bad Bunny arma la fiesta en su casa con un sentimiento de pertenencia

Publicado en Espectáculos, hace 3 horas

San Juan, Puerto Rico. –    El cantante urbano Bad Bunny realizó la noche de este sábado 19 de julio la quinta función de su residencia musical “No me quiero ir de aquí”, como parte de la gira “Debí tirar más fotos” en el Coliseo de Puerto Rico.

Las primeras funciones de la residencia de 30 conciertos, que finaliza en septiembre para dar paso a la gira internacional que comienza en República Dominicana en noviembre de este año, han sido para el pueblo boricua, es decir, las ventas solo se abrieron para la isla y con una distribución por provincias.

Aun así, puertorriqueños residentes en la diáspora estuvieron en masa en el evento y pudo haber de otra nacionalidad, pero fueron los menos.

Cómo parte de su álbum “Debí tirar más fotos”, la esencia tradicional fue rescatada por jóvenes, adultos y envejecientes, quienes asistieron vestidos en alegoría al jíbaro (campesinado) con pavas (sombreros) en los hombres y faldas largas, tops y blusas ´agua de lluvia´ en las mujeres.

Comienza la experiencia

A las 9:00 de la noche, y ante un aforo lleno, se encendieron las luces de escenografía en forma de colina, donde estaban los músicos y bailarines vestidos de forma tradicional con una gran pantalla que abarcó la misma dimensión del diseño.

Acto seguido salió a escena el Conejo Malo de 31 años entonando “Alambre púa”.

Lo más llamativo fue una casa a tamaño real donde se vivió un ´perreo intenso´, siendo este el lugar de las canciones más urbanas.

El artista interpretó “El apagón” de su álbum “Un verano sin ti”. Al hablar con el público, expresó: “Seguimos aquí, donde tú y yo estemos es la casa y donde sea que yo vaya siempre seré puertorriqueño”.

La primera parte del show incluyó instrumentos locales, el güiro, el pandero de plena, el triple y el cuatro, que unidos crearon un sonido cargado de vibra, orgullo, crítica, protesta y nostalgia por la nación. También de amor y desilusión para los enamorados en “Pitorro de coco”.

La transición, es decir, lo que sucedía para que Bad Bunny cambiara de set y vestuario, tenía lugar con clips de diálogos entre el sapo Concho, especie endémica que forma parte del concepto del álbum, y el actor Jacobo Morales, un anciano que reflexiona sobre su vida y el paso del tiempo en Puerto Rico.

En tono calmado, llegó el popurrí de otros álbumes con los temas “Si estuviésemos juntos”, “Solo de mí”, “Ni bien ni mal”, “Vete” y “Turista”, del nuevo álbum, cantada en bolero.

A las 10:20 de la noche comenzó el set de puro perreo, esta vez trasladado a la casita, y con otro cambio de vestuario: bermudas jeans, tenis blancos, gorra y lentes, donde enfocó en cámara al actor boricua en Hollywood Luis Guzmán, quien se gozó el concierto.

Y fue con “Nueva Yol” que el party se encendió pareciendo El choli una discoteca gigante entre brincos y baile de reguetón clásico y dembow. Siguieron “Safaera”, “Yo perreo sola”, “Veldá”, “Eoo”, “Si veo a tu mamá”, entre otras.

Desde el techo

Bad Bunny cantó desde el techo de la casa y se movió por cada lado: una euforia total.

Casi a las 11:00 de la noche, del ánimo al cien y sin bajarle, Benito Martínez Ocasio bajó de la casa y comenzó la transición al álbum “Debí tirar más fotos”, apareciendo en la casa la agrupación Los Pleneros de la Cresta.

“Hoy, gracias a ustedes, el mundo está escuchando la plena puertorriqueña”, dijo el líder del grupo.

Minutos después, otro clic del actor Jacobo Morales y el sapo Concho hizo una alegoría de lo que le han quitado a Puerto Rico, como introducción al tema “Lo que pasó en Hawái” (quieren quitarme el río).

Sentado en unas sillas plásticas blancas, detrás de una mata de plátano con una ropa crema y una pava (sombrero) en la cabeza, Bad Bunny reflejó el campo de Puerto Rico y de los que dejan su tierra.

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Homenaje a la salsa de los 70

Finalmente, entró la parte de la salsa con imágenes de los grandes artistas boricuas, y allí regresó Bad Bunny vestido como aquellos exponentes de los 70. El artista presentó al grupo Los Sobrinos, el futuro de la salsa, jóvenes con una excelente orquestación.

Aquí se vivieron los minutos más tropicales y caribeños de la noche: Bad Bunny cantó y puso a bailar a las parejas con “Callaíta”, arreglada en salsa; por supuesto, el hit “Baile inolvidable”, “Debí tirar más fotos” y terminó oficialmente con “La mudanza”, un homenaje a sus padres cuando dice:

“Un aplauso pa´ mami y papi, porque en verdad rompieron”.

El reloj marcó las 12:00 de la medianoche cuando, luego de tres horas, Bad Bunny se despidió dejando a un público tocado por el agradecimiento y el orgullo de ser “de ahí”.

Las funciones de la residencia musical en el Choli continúan cada fin de semana hasta septiembre, lo que ha generado un impulso en los visitantes a la isla, reafirmando la posición de liderazgo de Bad Bunny en la música latina.

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