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Barrick Gold: Un Modelo de Negocio que Pone en Peligro la Vida

Publicado en Editorial, hace 1 día

La explotación de recursos naturales, si bien puede ser un motor de desarrollo económico, a menudo conlleva un costo humano y ambiental inaceptable. Barrick Gold, una de las corporaciones mineras más grandes del mundo, es un ejemplo contundente de cómo la búsqueda de ganancias puede anteponerse a la protección de la vida humana y la sostenibilidad del planeta. A lo largo de su historia operativa en diversas latitudes, la empresa ha acumulado un preocupante historial de incidentes y acusaciones que justifican una mirada crítica y una urgente demanda de responsabilidad.

Desde el polvo de oro en las entrañas de las montañas de la República Dominicana hasta las vastas extensiones de Papúa Nueva Guinea o las áridas llanuras de Chile, el patrón se repite: promesas de prosperidad frente a realidades de contaminación, desplazamiento y, en el peor de los casos, la pérdida de vidas. La naturaleza de la minería a gran escala, particularmente la extracción de oro que a menudo implica el uso de cianuro y otras sustancias tóxicas, intrínsecamente presenta riesgos considerables. Sin embargo, la frecuencia y la magnitud de los problemas asociados a Barrick Gold sugieren una deficiencia estructural en sus protocolos de seguridad, una falta de compromiso con las regulaciones ambientales y una preocupante indiferencia hacia el bienestar de las comunidades anfitrionas.

En el centro de las preocupaciones se encuentra la gestión de desechos y la contaminación del agua. Los derrames de cianuro y otros metales pesados en ríos y fuentes de agua subterránea no solo destruyen ecosistemas frágiles, sino que también envenenan las fuentes de sustento y consumo de poblaciones enteras. Las enfermedades respiratorias, afecciones cutáneas y problemas gastrointestinales se convierten en una realidad para aquellos que viven en las cercanías de las operaciones mineras, desdibujando la línea entre el beneficio económico y la salud pública.

Más allá de los impactos ambientales, la relación de Barrick Gold con las comunidades locales ha sido, en muchos casos, tensa y conflictiva. Se han documentado casos de desplazamiento forzoso, destrucción de tierras agrícolas y la negación de derechos ancestrales, generando un clima de desconfianza y resentimiento. Las promesas de empleo y desarrollo rara vez se materializan a largo plazo para la mayoría de los habitantes, quienes quedan con paisajes alterados y recursos naturales mermados, mientras la riqueza generada fluye hacia los bolsillos de accionistas distantes.

La impunidad percibida con la que Barrick Gold ha operado en ciertos contextos también es alarmante. A pesar de las multas impuestas y las condenas internacionales, los cambios sustanciales en sus prácticas operativas parecen ser insuficientes. Esto plantea interrogantes fundamentales sobre la efectividad de las regulaciones nacionales e internacionales, y sobre la capacidad de los gobiernos para proteger a sus ciudadanos frente al poder de las corporaciones transnacionales.

Es imperativo que Barrick Gold, y la industria minera en su conjunto, realicen una autoevaluación profunda y se comprometan con un modelo de negocio que priorice la vida sobre el lucro. Esto implica invertir en tecnologías más limpias, implementar protocolos de seguridad rigurosos, garantizar una compensación justa y el consentimiento libre, previo e informado de las comunidades, y asumir la responsabilidad total por el daño ambiental y social causado.

Los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil también deben intensificar su vigilancia, fortalecer los marcos regulatorios y asegurar la aplicación efectiva de la ley. La vida no es un recurso descartable. La salud de las comunidades y la integridad del planeta no pueden ser sacrificadas en el altar de la extracción de oro. Es tiempo de que Barrick Gold, y el mundo, reconozcan que la verdadera riqueza reside en la sostenibilidad y el respeto por la vida en todas sus formas. La historia nos ha mostrado que la minería irresponsable no solo extrae minerales, sino que también roba el futuro. Es hora de cambiar el rumbo.

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