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Candidaturas independientes y desconfianza en los partidos

Publicado en Todo Incluido, hace 1 semana

Juan Molina 

La opinión pública dominicana se ha encontrado en un estado de histerismo y expectativa, con la sentencia TC/0788/2, expediente TC-01-2024-0025, emitida en fecha 27 de noviembre del año 2024, por el Tribunal Constitucional, que declaró inconstitucional los artículos 156 y 157 de la Ley núm. 20-23, Orgánica de Régimen Electoral.

Desde luego, esta decisión estableció una nueva figura en el escenario político dominicano la cual se denomina; «candidatura independiente» y de ahí las diatribas provenientes de  diversos sectores conservadores de la sociedad civil, los cuales no han recibido con beneplácito una flamante tipología, para lo cual no existen todavía las condiciones jurídicas, institucionales y culturales para una candidatura de esta fisonomía.

Muchos analistas y opinólogos han sostenido que esta decisión daría paso a un descontrol regulatorio en las candidaturas a las diferentes posiciones de cargo electivo que se pretendan presentar de manera independiente, ya que no existiría un filtro para muchos aspirantes.

Aparte de ello, otros dicen que esa decisión es una afrenta al sistema de partidos, en razón de que estos son el sostén de la cultura democrática de la República Dominicana y según ellos, la Constitución le otorga de manera única y exclusiva el derecho de presentar candidaturas en los diferentes niveles de cargo electivo.

En vista de lo anteriormente esbozado, es conveniente hacer un pequeño análisis del sistema democrático de la sociedad dominicana en los últimos años. Según un informe de Latinobarómetro en el año 2024, la confianza partidaria en la República Dominicana es de un 28%, y está por encima del promedio regional en Latinoamérica que es de un 17%.

También esta encuestadora apuntó que el 56% de los dominicanos no se sienten representados por el Congreso Nacional, estando por debajo del promedio regional que es del 75%.

Por otra parte, la misma encuestadora cifró que 6 de cada 10 dominicanos están insatisfechos con la democracia, o sea, el 62% de los dominicanos no están conformes con la práctica democrática de nuestro país, diferenciándose del promedio de América Latina que es de un 70% de insatisfacción.

Por otro lado, según la revista británica “The Economist” en una publicación del año 2024 relativa al «Indice de Democracia en el Mundo», citó a la República Dominicana  con un puntaje de 6.62 sobre 10, situándose como una democracia defectuosa y ocupando el puesto número 52 de los 167 países evaluados, y el puntaje de América Latina y el Caribe arrojó un descenso de 0,07 puntos en 2024, pasando de 5,68 a 5,61.

La región cuenta con dos democracias plenas Costa Rica y Uruguay, diez democracias defectuosas, ocho regímenes híbridos y cuatro regímenes autoritarios: Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.

La región latinoamericana registró el índice más bajo del mundo en cultura política, representándose por una alta tolerancia hacia líderes fuertes, un notorio respaldo a gobiernos militares en algunos países y un nivel bajo de satisfacción con la democracia.

Según la opinión de muchos expertos, los avances en materia económica, social y de seguridad han sido ineficaces en los últimos años, lo que ha auspiciado el aumento de movimientos populistas y autoritarios.

Evidentemente, qué dichas estadísticas dan una panorámica de cómo se encuentra el sistema partidario y democrático de la República Dominicana. De ahí que en las elecciones celebradas el 18 de febrero y 19 de mayo del año 2024, el promedio de abstención fue de un 47.82 % de los matriculados para votar en las elecciones municipales, y en las presidenciales y congresuales fue de un 45.63 % de abstención. Siendo estas unas de las abstenciones más altas en los últimos 63 años de historia democrática del país.

Sin lugar a dudas, lo precedentemente expuesto debe llamar a la preocupación a los líderes hegemónicos de los partidos políticos tradicionales. Ya que esta desconfianza viene motivada por varias razones como: La corrupción, polarización política y desconexión con la ciudadanía.

Esto es muy peligroso, dado que al no haber confianza en los partidos políticos tradicionales y haber una insatisfacción con el sistema democrático, se puede tener la expectativa de necesitar un mesías o un outsider, que dé la esperanza de troncar con esas expectativas.

La historia está rebosante de diversos escenarios de gobiernos populistas y autoritarios que tuvieron líderes políticos con semejantes características y que llegaron en una coyuntura no muy distinta a ésta, los cuales una vez ascendieron al poder llevaron al pueblo a larga odisea.

JCE y Congreso

En resumidas palabras, la Junta Central Electoral y el Congreso Nacional, tendrán que aunar esfuerzos para crear una nueva ley que se ajuste a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre candidaturas independientes, y además habrá un nuevo padrón que extraoficialmente se rumora oscilará los 9 millones de votantes aproximadamente para las elecciones del 2028, por lo que cabría de preguntarse:

¿Habría un mesías o un outsider que a través de una candidatura presidencial independiente rompa con los moldes tradicionales, logre captar el voto de los cerca de 4 millones de ciudadanos que no acudieron a votar en las elecciones pasadas y de los nuevos votantes del padrón actualizado para el 2028? Eso no lo sabemos, pero la historia lo dirá…

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