Publicado en Todo Incluido, hace 2 años
Las Sagradas Escrituras establecen duras penas a todo aquel que mate otro ser humano, pero, en tiempos actuales, seres humanos establecen el valor de la vida humana.
Debemos destacar que el concepto o valor de la vida no es universal, varía según el país. No nos sorprende al dictarse penas severas, cuando se mata un perro o gato, que a una persona. Cómo se evalúa el valor de la vida animal, ya que si es por inteligencia, entonces el ratón es bastante inteligente; si es por fuerza, entonces el león o el oso… en fin, debemos priorizar la vida humana —que es extremadamente valiosa—, con duras sanciones, mayores agravantes y menos atenuantes a los asesinos.
Siempre se realizan acalorados debates de grupos que proponen el aborto y muchos de esos mismos grupos, luego defienden los delincuentes a capa y espada. Hay incoherencia en eso. Defienden a los mismos que a diario matan, torturan y violan. No es justo que se maten personas de bien: sencillamente no se puede permitir y son las vidas que hay que preservar.
Debemos preguntarnos, bajo qué conceptos podemos establecer pena por matar una persona o qué conceptos universales, regionales o locales existen sobre el valor de la vida. Por qué siendo potencia mundial, China establece pena capital al que mata a una persona y otras naciones imponen penas de cinco a diez años, quizás y como mucho, veinte años al que mate un ser humano inocente.
Observando la tasa de criminalidad de China, nos damos cuenta de que es totalmente baja, y en América, países como Estados Unidos, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice y Cuba, tienen fuertes sanciones a los que asesinan personas, incluyendo la pena capital y perpetua.
La Constitución de la República manifiesta en su Art. 37, que, “la vida es inviolable, desde la concepción hasta la muerte” y en su Art. 38, sobre el respeto a la dignidad de la persona y la protección real y efectiva de los derechos fundamentales que le son inherente. Por lo que la vida es sagrada, innata e inviolable. Lo dice nuestra Carta Magna.
Debemos destacar, que la Constitución, en lo único que acepta discriminación y la justifica, es en las virtudes y el conocimiento. La vida de cada persona no solo es un valor ético, moral o dictado por un juez o decreto, es algo divino. La vida es el valor supremo del ser humano y todos los demás están subordinados.
La sociedad dominicana —que es la democracia—, si se hace un referéndum, votaría en favor de sanciones duras a los delincuentes; sin duda el respaldo será masivo, en masas votarían por penas severas. Creemos en la democracia directa como método o sistema. Vemos a través de las redes los comentarios de la masa popular que pide, duras penas, a los causantes de tanta desgracia social. Los dominicanos en su inmensa mayoría apoyan la cultura de la vida y luchan contra la cultura de la muerte.
Debemos seriamente evaluar el Código Penal dominicano y su permisividad a la delincuencia, y a la vez, incluir penas severas a los que maten o violen personas y con agravantes cuando el hecho fue hacia una persona de alto valor a la sociedad. La cadena perpetua como método disuasivo debe en algún momento estudiarse, ya que es severo y no iría contra la Constitución.