El pasado 16 de abril del presente año, las autoridades dominicanas, a través del Ministerio de Trabajo, afirmaron que aplican acciones para la prevención y erradicación de esta grave situación, que pone en peligro a uno de los grupos más vulnerables.
En esa fecha, el ministro de Trabajo, Eddy Olivares, aseguró que, junto al Consejo Nacional para la Niñez y Adolescencia (Conani) y el programa de solidaridad gubernamental Supérate, fortalecen esfuerzos para transformar las realidades de muchos niños, niñas y adolescentes que puedan encontrarse en estas condiciones.
Por su lado, la directora de Política de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil, Hilaria Hilario Báez, manifestó el interés de dotar a los directores y servidores públicos de herramientas para identificar, actuar y reflexionar sobre el compromiso de erradicar esta problemática que roba a los niños su infancia, su salud y sus oportunidades.
Consecuencias del trabajo infantil
El trabajo, que debería ser una práctica de la etapa adulta, priva a los infantes de una niñez sana, tranquila y feliz que les permita desarrollarse correctamente. Además, se asocia a la pobreza y la precariedad que viven muchas familias a nivel mundial, siendo esto, para muchos, una “justificación”.
Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), “el trabajo infantil es la violación de un derecho humano básico, y nuestro objetivo debe ser que todos los niños, en todas partes, estén libres de esto. No podemos descansar hasta que eso ocurra”.
Además, califica esta práctica como “un enemigo en todas sus facetas”, asegurando que ninguna civilización, país ni economía puede considerarse a la vanguardia del progreso si su éxito y su riqueza se han construido sobre las espaldas de los niños.
Destaca que los niños en situación de trabajo infantil corren el riesgo de padecer daños físicos y mentales.
“El trabajo infantil merma su educación, restringe sus derechos, limita sus oportunidades en el futuro y da lugar a círculos viciosos intergeneracionales de pobreza”, señala la organización internacional.
Alrededor de 138 millones de niños trabajan en el mundo
En el más reciente informe presentado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en 2024 se registró que casi 138 millones de niños se encontraban sometidos al trabajo infantil y, en particular, unos 54 millones realizaban actividades peligrosas que ponían en riesgo su salud física y mental.
A pesar de que en 2020 la cifra había disminuido en más de 20 millones, el mundo no ha alcanzado el objetivo de erradicar el trabajo infantil antes del presente año.
Según datos disponibles en el portal de Unicef, la agricultura sigue siendo el sector que más mano de obra infantil emplea, con un 61 % de los casos totales, seguido del sector servicios (27 %), dentro del cual se incluyen el trabajo doméstico y la venta de artículos en los mercados, y la industria (13 %), que abarca la minería y la fabricación de productos.
Por regiones, Asia y el Pacífico ha registrado la disminución más significativa en la prevalencia del trabajo infantil desde 2020, con un índice que ha pasado del 6 % al 3 % (de 49 millones a 28 millones de niños y niñas sometidos a esta práctica).
Aunque en América Latina y el Caribe se ha mantenido estable en los últimos cuatro años, el número total de niños y niñas afectados por este problema se redujo de ocho a unos siete millones.
En el caso de África Subsahariana, donde trabajan casi dos terceras partes de la población infantil (alrededor de 87 millones), sigue concentrando la peor carga.
Aunque la prevalencia ha descendido del 24 % al 22 %, el número total de niños y niñas sometidos a esta práctica se ha estancado, como resultado del crecimiento demográfico, los conflictos tanto actuales como emergentes, la pobreza extrema y la sobrecarga de los sistemas de protección social.
A raíz de esta problemática, varios organismos advierten que es más necesario que nunca aumentar y sostener la financiación, tanto a nivel mundial como nacional, si el mundo quiere mantener los logros alcanzados en los últimos años.
Medidas reclamadas para erradicar este flagelo
Unicef y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reclaman a los diferentes gobiernos prestar atención a la situación, tomar medidas y trabajar para eliminar el trabajo infantil.
Entre las diferentes medidas se encuentran:
Invertir en protección social para los hogares vulnerables, por ejemplo, mediante redes de seguridad como las prestaciones universales por hijos e hijas a cargo, con el fin de evitar que las familias recurran al trabajo infantil.
Fortalecer los sistemas de protección de la infancia para identificar, prevenir y responder a las necesidades de los niños y niñas en situación de riesgo, en particular aquellos expuestos a las peores formas de trabajo infantil.
Brindar acceso universal a una educación de calidad, especialmente en las zonas rurales y en contextos de crisis, para que todos los niños y niñas tengan la oportunidad de aprender.
Garantizar empleos decentes para la juventud y la población adulta, sin olvidar el derecho de los trabajadores a organizarse para defender sus intereses.
Hacer cumplir las leyes y obligar a las empresas a rendir cuentas, para poner fin a la explotación y proteger a los niños y niñas en todas las cadenas de suministro.
El trabajo infantil debería dejar de ser una realidad, con cifras reducidas a cero, permitiendo que los niños no pasen por esta triste, cruel y oscura situación.