Barahona.- Barahona, con su belleza natural inigualable, sus playas y su gente cálida, es un paraíso caribeño que merece ser disfrutado en paz. Sin embargo, un sonido se ha convertido en la banda sonora molesta e insistente de nuestra vida diaria: el ruido ensordecedor de las motocicletas.
No hablamos del sonido funcional de un medio de transporte esencial para muchos, sino del ruido excesivo e innecesario generado por motocicletas modificadas, con escapes alterados o conducidas de manera imprudente y a altas velocidades, especialmente en horas de descanso o durante la noche.
Este no es un problema trivial. El exceso de ruido tiene consecuencias documentadas en la salud pública:
* Estrés y ansiedad: La exposición constante a decibelios altos altera nuestro sistema nervioso.
* Problemas de sueño: La paz de nuestras noches se ve interrumpida, afectando el descanso reparador.
* Disminución de la calidad de vida: Simplemente, nos roba la tranquilidad que deberíamos tener en nuestro propio hogar y en nuestras calles.
La convivencia exige respeto, y el respeto al descanso ajeno es un pilar fundamental de la vida en comunidad. Si bien entendemos la necesidad de movilizarse y la cultura de la motocicleta en la región, es imperativo que este transporte no se convierta en una fuente de contaminación acústica que degrade el entorno.
Hacemos un llamado urgente a las autoridades municipales y policiales para que refuercen la aplicación de las normativas sobre modificaciones de escapes y los límites de velocidad y ruido permitidos. De igual manera, apelamos a la conciencia ciudadana de los conductores: Modificar el escape para generar más ruido no le da más valor a su vehículo ni lo hace más respetado; por el contrario, genera rechazo y malestar en la comunidad que comparte este espacio.
Barahona merece conservar su encanto y ofrecer un ambiente sereno a residentes y visitantes. Es hora de silenciar el estruendo y recuperar el sonido del mar, la brisa y la conversación tranquila.