El Hospital Jaime Mota, un grito de auxilio en el Suroeste

El Hospital Regional Universitario Doctor Jaime Mota de Barahona, vital para la salud de miles de habitantes en el Suroeste, se encuentra en un estado de precariedad insostenible. La situación actual es un reflejo de la falta de inversión y el abandono estatal que ha dejado a este centro médico luchando por ofrecer servicios básicos en medio de un ambiente de caos.

Las imágenes y testimonios de pacientes y personal médico describen un panorama desolador: filtraciones en los techos, escasez crónica de insumos médicos básicos (desde jeringas hasta medicamentos esenciales), y equipos médicos obsoletos que ponen en riesgo la vida de los pacientes. La sala de emergencias, un área crítica, a menudo opera por encima de su capacidad, con pasillos que se convierten en improvisadas salas de espera. La insalubridad y la falta de un mantenimiento adecuado son visibles a simple vista.
Este no es solo un problema de infraestructura; es una crisis humanitaria. Los médicos, enfermeras y demás personal de salud trabajan en condiciones deplorables, arriesgando su propia salud y bienestar para cumplir con su vocación. La comunidad de Barahona y sus alrededores, mayormente de bajos recursos, dependen de este hospital como su única opción, y la decepción es palpable.

Es urgente que las autoridades del Ministerio de Salud Pública y el Servicio Nacional de Salud tomen cartas en el asunto de manera inmediata. Es necesario asignar los recursos necesarios para la reparación, el equipamiento y la modernización del hospital. La salud no puede ser un privilegio; es un derecho fundamental.

El Hospital Jaime Mota no solo necesita un “chequeo”, necesita una “cirugía mayor”. Ignorar su situación es condenar a toda una región a la negligencia y la desesperanza. El clamor por una atención digna no puede seguir siendo desoído.