Publicado en Editorial, hace 3 semanas
La necesidad de un ajuste de gabinete en el gobierno de Luis Abinader es un tema de debate en el panorama político dominicano. A medida que se acerca el segundo año de gestión, las voces que claman por una renovación de funcionarios se hacen más fuertes. No se trata de una crítica al gobierno en su conjunto, sino de una propuesta constructiva para revitalizar la administración y enfrentar los desafíos que aún persisten.
Una de las principales razones para un cambio es la necesidad de inyectar nueva energía y perspectiva en áreas clave. Algunos funcionarios, a pesar de su probada lealtad y esfuerzo, parecen haber agotado sus ideas o no han logrado los resultados esperados. La ciudadanía demanda soluciones concretas a problemas como la inflación, la seguridad ciudadana y la crisis del sector eléctrico. Un cambio de mando en estas carteras podría traer consigo nuevas estrategias y un enfoque más audaz.
Además, la rotación de funcionarios es una práctica común en democracias maduras. Evita el estancamiento, previene la complacencia y promueve la rendición de cuentas. Un presidente que está dispuesto a mover sus piezas demuestra liderazgo y adaptabilidad. No se trata de castigar a nadie, sino de reconocer que cada etapa de gobierno requiere un perfil de liderazgo diferente.
El presidente Abinader ha demostrado ser un líder pragmático y abierto al diálogo. Ahora, se enfrenta a la oportunidad de escuchar las señales de la sociedad y actuar en consecuencia. Un ajuste de gabinete no solo fortalecería su gobierno, sino que también enviaría un mensaje de confianza y renovación a la población. Es el momento de evaluar, reestructurar y seguir avanzando. El país lo necesita.