Publicado en Mundiales, hace 8 años
En esa conversación con los religiosos, de la que el diario “Corriere della Sera” publica ayer una pequeña parte, el papa Francisco habló también del uso del cilicio, instrumento que causa dolor o incomodidad, sin rechazar su uso.
“Cuando entré en el noviciado de los jesuitas, me dieron el cilicio. Esta bien el cilicio, pero atención: no tiene que ayudarme a demostrar que soy bueno y fuerte. La verdadera ascesis tiene que hacerme más libre”, dijo.
En esta cita con los religiosos del pasado 25 de noviembre, Francisco explicó que en las congregaciones generales previas al cónclave “se hablaba de reformas”. “Todos las querían. Hay corrupción en el Vaticano. Pero yo vivo en paz”, admitió.
“No tomo tranquilizantes”, bromeó Francisco, que aseguró que en “Buenos Aires era más ansioso”, pero que tras ser elegido papa sintió una paz interior que todavía le acompaña.
Cuando hay un problema, relató, escribe un mensaje en un papel y lo coloca bajo la estatua de San José durmiente que tiene en su habitación.
“Ahora él (San José) duerme bajo un colchón de mensajes de papel. Por esto yo duermo bien. Duermo seis horas y rezo (…) Esta paz es un regalo del Señor. Espero que no me la quite”, afirmó.