Publicado en Nacionales, hace 1 día
Santo Domingo.- La República Dominicana volvió este lunes a su rutina habitual tras el feriado de Semana Santa, con el tránsito congestionado en la capital, oficinas reabiertas y aulas nuevamente activas. Sin embargo, la jornada dejó más que un simple regreso al ritmo cotidiano: dejó también un saldo de 23 personas fallecidas desde la tarde del Jueves Santo hasta las 6:00 de la mañana de ayer, según reportó el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) en su último boletín.
De acuerdo con los tres reportes del COE, hasta las 6:00 de la mañana del Domingo de Resurrección se registraron 166 accidentes de tránsito y la mayoría, específicamente 145, fueron provocados por motocicletas.
El comportamiento vial durante la Semana Mayor refleja una tendencia persistente: el país continúa ocupando el segundo lugar mundial en muertes por accidentes de tránsito per cápita. A pesar de las campañas preventivas y los operativos de seguridad, las cifras vuelven a poner en evidencia los desafíos estructurales en materia de movilidad, especialmente durante los picos de desplazamiento como los días santos.
El domingo por la tarde, desde tempranas horas, se observaron largas filas de vehículos en las principales vías de acceso a la capital. Autopistas como Las Américas, la Duarte y la 6 de Noviembre se vieron abarrotadas de viajeros que retornaban tras varios días de descanso en destinos turísticos, ríos y playas. Para muchos, la Semana Santa ha pasado de ser un tiempo de reflexión a una temporada alta para el ocio y la recreación.
Sin embargo, los actos litúrgicos no desaparecen. Las ceremonias religiosas volvieron a congregar a los fieles en los templos. La Adoración de la Cruz, los viacrucis y el tradicional sermón de las Siete Palabras, estuvieron presentes el Viernes Santo. Las reflexiones sobre las últimas expresiones de Cristo en la cruz marcaron uno de los momentos más solemnes del calendario católico. Un contraste evidente con el bullicio de las zonas costeras y rurales, donde el asueto se vivió distinto.
Ese contraste se repitió el Domingo de Resurrección, fecha que conmemora el triunfo de la vida sobre la muerte.
Mientras algunas comunidades celebraban la eucaristía con cantos de alegría y liturgias, en otros espacios se vivía el final de una escapada recreativa.
La Semana Santa de 2025 estuvo marcada no solo por el habitual flujo masivo de vacacionistas a las playas y pueblos del interior, y los accidentes en las carreteras, sino también por la continuidad de la tragedia del Jet Set, cuyas secuelas se sintieron incluso en los días santos.
Con la muerte de una víctima más durante el feriado, el número de fallecidos por el derrumbe del techo en la icónica discoteca capitalina se elevó a 232 personas, convirtiéndose en una de las peores catástrofes civiles en la historia reciente del país.
El caso siguió generando conmoción y ocupando titulares, mientras las redes sociales amplificaban versiones, contenidos y especulaciones, desplazando en buena parte el sentido religioso del momento.