La participación del liderazgo a lo interno de las organizaciones, agrupaciones y movimientos políticos, es uno de los principales elementos a tomar en cuenta a la hora de estudiar las causas y las consecuencias que llevan a determinados dirigentes, una vez electos, a cometer el acto de transfuguismo.
Partiendo de lo establecido en el libro, “Transfuguismo: Dicotomía, lealtad partidaria y la participación política, una visión desde los precedentes judiciales en México”, del intelectual Francisco Morán- Torres, “El transfuguismo es entendido como una deslealtad democrática”, (página 88), en donde a juicio del citado autor, quien es tránsfuga no tiene una firme ideología en cuanto no solo a doctrina o simpatía se refiere por X o Y partido o agrupación política, sino que además, su adhesión casi siempre está limitada a ciertos beneficios que esta persona bien pudiera obtener dentro del mismo.
De ahí es que los líderes deben saber lidiar con cada uno de los miembros de las entidades, lo que a su vez se constituye en un grave problema en cuanto a ética se refiere.
Es por eso que dentro del presente contexto, tanto el tema de la ética como el de la disciplina partidaria deben considerarse como elementos fundamentales que al interior de los partidos deben ser trabajados con mucha cautela por quién o quiénes dirigen esas organizaciones, para de esa manera evitar los conflictos y conservar la unidad, y con ello la fuga de personas, llámese dirigentes, candidatos o miembros inscritos en el padrón de dirigentes o militantes de las bases, con lo que se impediría o se minimizaría el paso de estos hacia otra organización, que es lo mismo que decir transfuguismo o migraciones políticas.
La leyes que tienen que ver con el sistema político-electoral de nuestro país, deben ser revisadas y modificadas, para de esta manera esas mismas leyes puedan permitirse una actuación con un papel mucho más elegante y protagónico a la hora de que al interior de las diversas organizaciones políticas se conozcan casos, entre las que podemos citar, el clientelismo, la corrupción, el caudillismo y el transfuguismo, acciones estas que resultan ser perniciosas para el buen futuro de la institucionalidad de las organizaciones y los partidos del sistema.
Al no ser los principales líderes de esas organizaciones garantes en suma para cohesionar sus diferentes cuadros dirigenciales, el fantasma del transfuguismo siempre estaría latente en cada uno de los rincones de los que inciden en la toma de decisiones de los diferentes partidos del sistema.
Este ha sido uno de los principales motores para que aquellas organizaciones, otrora las más fuertes del sistema político dominicano de los últimos años, sobre todo en el periodo que va desde mediado de la década de los años 60s hasta el 2008, que es a partir de cuándo se inicia el descenso de la popularidad de los dos partidos considerados más fuertes del sistema (PRD y PRSC) y es por lo tanto, en este periodo en donde se han producido la mayor cantidad de acciones tránsfugas.
Por ejemplo, el declive de la institucionalidad dentro del PRD, se ha debido al no tener sus líderes un plan tendente a la modernización de sus diversas estructuras, lo que según se ha podido observar, esto ha traído como consecuencia la fuga de importantes figuras que hicieron tienda aparte, formando al Partido Revolucionario Moderno (PRM).
También el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), del cual se desprendió el Partido Reformista Liberal (PRL) y por último, podríamos citar, al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en donde un importante número de sus dirigentes alto, medio y de las bases, decidieron formar a la Fuerza del Pueblo (FP), bajo el liderazgo del expresidente, el doctor Leonel Fernández.