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Instalación AID-USAID-1962 en RD: Movimiento estratégico de E.E.U.U. para prevenir amenaza comunista en el Caribe

Publicado en Todo Incluido, hace 2 días

Por Rafael Méndez
 
La instalación de la AID-USAID en la República Dominicana en 1962, creada en 1961 por el entonces presidente John F. Kennedy, con el supuesto objetivo de desarrollar “programas humanitarios y democráticos”, no fue un acto fortuito ni una mera coincidencia, más bien fue un movimiento estratégico de Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría, diseñado para prevenir lo que Washington percibía como una inminente amenaza comunista en el Caribe, por la segura victoria del profesor Juan Bosch en las elecciones previstas para diciembre.
Este hecho histórico, exactamente a un año de la toma de posesión del presidente Kennedy, ocurrido en un contexto de profunda inestabilidad política y social, que “el gobierno norteamericano encontraba cada vez más difícil navegar con seguridad en las tormentosas aguas de la política dominicana” (1), sentó las bases para una relación de injerencia que ha marcado la política dominicana hasta el día de hoy. “Pero Washington no solo luchaba para, más o menos, democratizar la República Dominicana. Luchaba igualmente y con pasión. para salvar al país de la amenaza comunista”.
(Este artículo no aborda el escándalo actual sobre el financiamiento de la USAID a organizaciones de la sociedad civil en República Dominicana, sí invita a reflexionar sobre cómo la historia se repite, aunque con actores y métodos diferentes).
“Algunos de los ciudadanos locales que colaboran con estos proyectos políticos financiados desde el extranjero a veces llegan a convertirse en asesores o incluso figuras de los gobiernos más pro americanos que reemplazan a los que están en la mira. Por lo tanto, la USAID no sólo trabaja para derrocar a los gobiernos latinoamericanos, sino que también a veces proporciona asesores capacitados y personal para los próximos gobiernos. Esto la convierte en una de las principales armas de la guerra híbrida estadounidense en el hemisferio”.
En 1962, el mundo estaba dividido en dos bloques ideológicos: el capitalista, liderado por Estados Unidos, y el comunista, encabezado por la Unión Soviética. El triunfo de la Revolución Cubana en 1959 había convertido al Caribe en un escenario clave de esta confrontación. Para Estados Unidos, la posibilidad de que otro país en la región siguiera el camino de Cuba era inaceptable.
La República Dominicana, con su ubicación geográfica estratégica y su reciente salida de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, era un punto crítico en este tablero geopolítico. Las elecciones de diciembre de 1962, en las que Juan Bosch resultó electo, representaban un desafío para los intereses estadounidenses. Bosch, líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), prometía un gobierno progresista que incluía reforma agraria, derechos laborales y una política exterior independiente. Para Washington, estas ideas eran peligrosamente cercanas al socialismo, y Bosch fue rápidamente etiquetado como una amenaza comunista.
La AID-USAID como herramienta de influencia
La instalación de la AID en 1962 debe entenderse como parte de una estrategia más amplia de Estados Unidos para mantener el control sobre la República Dominicana. A través de esta agencia, Washington canalizó recursos económicos y técnicos hacia el país, no solo con el objetivo declarado de promover el desarrollo, sino también para ganar influencia política y contrarrestar la posible expansión del comunismo. La AID, que más tarde se convertiría en la USAID, financió programas en áreas como la agricultura, la educación y la salud, pero también sirvió como un mecanismo para monitorear y controlar la política interna en la República Dominicana.
Esta asistencia no era desinteresada: estaba diseñada para fortalecer a los sectores conservadores y debilitar a los movimientos progresistas que podían amenazar los intereses estadounidenses. La AID-USAID se convirtió así en una herramienta clave de la política exterior de Estados Unidos, no solo en República Dominicana, sino en toda América Latina durante la Guerra Fría, así que su “objetivo es generar artificialmente una oleada de oposición popular a los gobiernos en el poder que se manifiesten mediante protestas callejeras y/o elecciones sorpresivas para provocar un cambio político”.
La Iglesia Católica y la oposición a Bosch
Uno de los aspectos menos discutidos, pero igualmente cruciales, de esta estrategia fue el papel de la Iglesia Católica. Juan Bosch, un firme defensor de la separación entre Iglesia y Estado, proponía que la República Dominicana fuera un país laico, sin una religión oficial. Esta postura, que chocaba con los intereses de la Iglesia, fue utilizada para desacreditar a Bosch y presentarlo como un enemigo de los valores cristianos.
Durante la campaña electoral de 1962, la Iglesia Católica, a través de figuras como el padre Láutico García, acusó a Bosch de ser “marxista-leninista”, y el reverendo Tomás Abreu, presbítero de la diócesis de La Vega, declaró durante la misa que la Iglesia “ve con buenos ojos que los católicos expresen públicamente su fe, y combatan el comunismo ateo y anticristiano”. Estas acusaciones, repetidas constantemente por la prensa de derecha y otros actores, generaron un clima de polarización que facilitó el golpe de Estado contra Bosch en 1963. La Iglesia, aliada con los sectores más conservadores de la sociedad dominicana, se convirtió en un instrumento clave de la estrategia estadounidense para desestabilizar el gobierno de Bosch.
AID-USAID en la República Dominicana, y el uso de figuras locales
Las agencias de inteligencia estadounidenses, particularmente la CIA, también jugaron un papel crucial en esta estrategia. A través de la infiltración y el reclutamiento de figuras locales, la CIA logró influir en la política dominicana sin que muchos de estos actores se dieran cuenta del papel que estaban desempeñando. El padre Láutico García, por ejemplo, probablemente creía en la legitimidad de sus acusaciones contra Bosch, pero es posible que haya sido influenciado o manipulado por actores externos. Este tipo de manipulación no era exclusivo de la República Dominicana: durante la Guerra Fría, la CIA utilizó tácticas similares en otros países de América Latina, como Chile y Guatemala, para promover los intereses de Washington.
La injerencia estadounidense en la política dominicana no es un fenómeno nuevo. Desde la instalación de la AID en 1962 hasta el financiamiento actual de organizaciones de la sociedad civil, Estados Unidos ha utilizado múltiples mecanismos para promover sus intereses en el país. Este artículo no busca juzgar estos hechos, sino entenderlos en su contexto histórico y reflexionar sobre sus implicaciones en el presente.
La instalación de la AID-USAID en la República Dominicana en 1962 fue un movimiento estratégico de Estados Unidos para prevenir lo que percibía como una amenaza comunista en el Caribe. A través de esta agencia, Washington canalizó recursos económicos y técnicos hacia el país, no solo para promover el desarrollo, sino también para ganar influencia política y contrarrestar la posible expansión del comunismo. La Iglesia Católica, la prensa de derecha y las agencias de inteligencia fueron instrumentos clave en esta estrategia, que culminó con el golpe de Estado contra Juan Bosch en 1963.
Hoy, la USAID sigue operando en la República Dominicana, aunque sus métodos han evolucionado. En lugar de financiar directamente a gobiernos o grupos anticomunistas, ahora apoya a organizaciones de la sociedad civil, medios de comunicación y proyectos de desarrollo. Sin embargo, el objetivo subyacente sigue siendo el mismo: influir en la política interna para alinearla con los intereses de Estados Unidos. “Algunos de los ciudadanos locales que colaboran con estos proyectos políticos financiados desde el extranjero a veces llegan a convertirse en asesores o incluso figuras de los gobiernos más pro americanos que reemplazan a los que están en la mira”.
Como dijo Juan Bosch en una ocasión: “La historia no es solo el pasado, es también el presente y el futuro”. Y en este caso, el pasado nos ofrece lecciones valiosas para entender el presente. La instalación de la AID-USAID en 1962 no fue un hecho aislado, sino parte de una larga historia de injerencia que sigue vigente hoy. Comprender esta historia es esencial para analizar críticamente el papel de actores externos en la política dominicana y para construir un futuro más soberano y autónomo.
NOTA: Las citas entre comillas son reproducciones del artículo “USAID ha sido el arma principal de la guerra híbrida de EE.UU. en América Latina”, publicado el 7 de febrero del 2025, en el digital Cronicón, y las citas numeradas son reproducidas del libro “La Esperanza Desgarrada”, del periodista italiano Piero Gleijeses.

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