La política como profesión o vocación

Julio Casado

En su libro 20 tesis de política, Enrique Dussel contextualiza la política en dos ámbitos: como profesión sobre la que establece que el oficio político puede ser interpretado y vivido, existencial y biográficamente como una “profesión” burocrática en ciertos casos muy lucrativa, o como una “vocación” motivada por ideales, valores, normas de contenidos normativos que movilizan la subjetividad del político a una responsabilidad a favor del otro, del pueblo.

En el comienzo del siglo XXI los políticos han constituido grupos elitistas que se han ido corrompiendo después del enorme desgaste de las revoluciones del siglo XX, del fracaso de muchos movimientos políticos alentados por grandes ideales, de la crisis económica, y del aumento de dificultades en la juventud para encontrar empleo.

Resulta difícil motivar la juventud a participar de la política, por ideales de antaño, o por valores inexistentes de una sociedad en decadencia. El joven, bombardeado por un ambiente orientado hacia el capitalismo, que impone por el mercado sus ideales de ostentación, superficialidad, difícilmente puede superar las exigencias de aumentar su riqueza para poder comprar y mostrar esto, ante un mundo consumista.

No es entonces imposible imaginar que el que elige la profesión de político acepte propuestas dolosas, y, tenga tendencia a usar el ejercicio del poder para sus propios fines, personales o de grupo beneficio del propio partido.

Así nace la política por “rofesión ”y los partidos políticos se convierten en maquinarias electorales que imponen sus candidatos para beneficio del partido. Es la fetichización del poder mediante la corrupción de la subjetividad del político.

Por el contrario, habrá que luchar para el nacimiento y crecimiento de una nueva generación de patriotas, de jóvenes que se decidan a reinventar la política, orientándola más en provecho de los pueblos, y menos al de los partidos.