Publicado en Todo Incluido, hace 1 día
Paradojas de la vida, pero es una gran verdad. En muchas ocasiones siempre hemos planteado la falta de visión del liderazgo político en relación con los medios de comunicación, los periodistas y su gran error de cambiarlo todo cuando de la oposición son favorecidos y llegan al poder, cayendo en el mismo lago que sus antecesores.
La experiencia de décadas en la crónica política, judicial y económica, así como en la dirección de diversos medios y como ejecutivo de otros, he aprendido, que los políticos utilizan a los de abajo para subirse al trono, pero cuando llegan al solio y sus entornos, se quedan con quienes están y olvidan enterrando en polvo seco a los que le ayudaron cuando ni siquiera tenían la probabilidad.
La publicidad, los principales cargos en las oficinas de información y prensa, las facilidades de acceso a las oficinas del capitolio, las mejores invitaciones, las entregas especiales y las primicias de Estado, siempre llegan a los mismos medios, a los periodistas y pseudos comunicadores que tienen el control de canales y programas a fuerza de dinero, dejando en ascuas a quienes por meses, años y lustros, han respaldado un proyecto.
Ningún gobierno ha sido la excepción, la falta de agradecimiento se manifiesta en cada decisión, dejando a los simpatizantes o creyentes en su proyectos como cuerno obligado del buey del sacrificio.
Al final, los nuevos amigos, quienes nunca bajan la intensidad del ataque y defienden al protector anterior, vuelven sobre sus andanzas. Se quedan con el apoyo, con la debilidad política en su portafolio económico y siguen su agitado curso esperando el relevo del ave cazada cuando cae.
Coloquen ahora un espejo en su ventana y abran la mirada a lo que ocurre y notarán el monopolio publicitario, la colocación de otrora enemigos en importantes cargos a expensas de quienes en los momentos difíciles hicieron el sacrificio.
El agradecimiento es una virtud, las promesas cumplidas dignifican y la reciprocidad positiva enaltece a quienes la practican y llenan los espacios justicieros del compromiso asumido, pero cuando la justeza involuciona, todo se puede esperar. ¡Los políticos deben cambiar!