Publicado en Nacionales, hace 7 horas
Santo Domingo.- El juez presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), Luis Henry Molina, aseguró que la ética no debe ser una virtud decorativa, sino una práctica viva y medular en toda institución que aspira a sostener la democracia.
El magistrado afirmó que la razón de ser de la Justicia es servir a la democracia, posicionando al Poder Judicial como el guardián de la ley y garante de la esperanza democrática del pueblo dominicano.
“Esta cultura se expresa en el proceso de Mudanza Digital del Distrito Nacional, donde el 91% de los trámites ya se hace a través del portal de acceso digital, y esto, sin duda, es un golpe a la lentitud burocrática”, indicó el magistrado Molina.
El titular del Poder Judicial dijo que en ese poder del Estado se trabaja por una ética de la responsabilidad pública, acceso igualitario y del compromiso transformador con las personas.
El magistrado Molina hizo ese planteamiento al dictar la conferencia “Ética judicial como fundamento de legitimidad democrática”, en el contexto de la 5ta. Edición de la “Cátedra Dr. Manuel Bergés Chupany”, del Tribunal Constitucional, realizada en la Universidad Católica Santo Domingo (UCSD) y que fue dedicada al doctor Rafael Luciano Pichardo, exvicepresidente de la SCJ, fallecido en febrero del 2024.
Indicó que esta transformación busca ser integral, cultural y profundamente republicana, lo que constituye un compromiso por la justicia como servicio público esencial, por una justicia al día, que respeta el tiempo y la dignidad de las personas, y con la transparencia, una obligación moral de rendir cuentas a la sociedad.
El juez presidente de la SCJ puntualizó que una justicia con ética transforma, humaniza y da sentido al sistema, es cimiento de ciudadanía y garantía de derechos.
En este sentido, explicó que desde el Poder Judicial de República Dominicana han articulado esta transformación sobre compromisos éticos que sostienen su legitimidad, a saber: Ética del acceso, del tiempo; de la palabra; organizacional y finalmente, una ética política.