Publicado en Editorial, hace 2 días
Aunque las estadísticas oficiales, según el Ministerio de Interior y Policía y la Policía Nacional, muestran un descenso sostenido en la tasa de homicidios en la República Dominicana durante 2024 y 2025, la percepción pública sobre las muertes a manos de la policía sigue siendo una fuente de profunda preocupación. No existe evidencia de un incremento reciente en estos casos, pero el debate sobre el uso excesivo de la fuerza y los llamados “intercambios de disparos” persiste, poniendo a prueba la confianza entre la ciudadanía y las autoridades.
Las Cifras frente a la Percepción
La narrativa social se centra en casos específicos que sugieren impunidad, alimentando la desconfianza. Términos como “ajusticiamientos” o “intercambios de disparos” a menudo se perciben como un velo para el uso desproporcionado de la fuerza. La sociedad dominicana se encuentra en un dilema: por un lado, clama por mano dura contra la delincuencia; por otro, teme que esa misma autoridad abuse de su poder y vulnere los derechos de los ciudadanos.
Medidas y Desafíos Pendientes
El gobierno ha implementado reformas clave para profesionalizar a la policía y reducir la violencia. Iniciativas como la instalación de cámaras en patrullas y destacamentos, la formación en derechos humanos y el fortalecimiento de la supervisión interna son pasos importantes. Sin embargo, persisten desafíos significativos. La falta de una supervisión rigurosa en todos los niveles, la rendición de cuentas en casos controvertidos y la necesidad de un cambio cultural que priorice la protección de la vida son barreras que deben superarse para que estas reformas sean verdaderamente efectivas.
Un Llamado a la Confianza
La solución a este problema reside en la construcción de la confianza mutua. Esto exige una Policía Nacional más transparente que investigue y sancione de manera ejemplar los abusos de sus agentes. Al mismo tiempo, requiere de una ciudadanía que sepa que sus derechos serán respetados y que, por tanto, colabore con las autoridades. Solo a través de la rendición de cuentas y una profesionalización genuina se puede garantizar que la paz y el orden no se logren a costa de la vida de las personas. El objetivo final debe ser fortalecer nuestras instituciones democráticas y el respeto irrestricto a los derechos humanos.