Publicado en Todo Incluido, hace 9 horas
La República Dominicana está sometida por la geopolítica norteamericana. Somos parte del patio trasero de los Estados Unidos, que imponen las reglas del juego.
Será muy difícil, pero no imposible, para el gobierno dominicano establecer relaciones libres con China y Rusia. Los dos son competencia de los norteamericanos, que se mantienen vigilantes ante el menor asomo de acercamiento.
Lo ideal sería que la República Dominicana pueda estableccr relaciones con cualquier país del mundo, y no estar sometidos a los intereses norteamericanos. Por demás, los gobiernos siempre buscan la protección del imperio.
La fragilidad de las relaciones oficiales con China y Rusia se ha dejo ver en estos días. Primero fue la designada embajadora norteamericana, Leac Francis Campos, al pronunciar su discurso en el Congreso norteamericano. Luego, la visita de sorpresa del canciller ruso.
La embajadora sacó de un sombrero de copa de un malabarista la versión de que el Partido Comunista Chino tiene una gran presencia e influencia en el país, y que ella luchará para contrarrestarla.
Los chinos de inmediato hicieron la aclaración de que están en la búsqueda de nuevos mercados, y que tienen relaciones cordiales con el gobierno dominicano.
Las palabras de la embajadora se deben interpretar como una advertencia al gobierno dominicano de que debe tener cuidado con aceptar los planes e intercambio comercial y cultural con China.
Rusia
Lo del canciller ruso no está claro. Llegó al país casi de incógnito, una visita para inaugurar las oficinas de su embajada, y por donde entró salió, sin una necesaria declaración conjunta.
Poco después de las declaraciones de la virtual embajadora y del canciller ruso, dos polos opuestos por la geopolítica, el presidente Luis Abinader viajó a Washington para entevistarse con Marco Rubio, jefe de la política exterior norteamericana.
De seguro que uno de los temas principales de esa entrevista fue la visita del canciller ruso al país, y cualquier nota aclaratoria sobre las relaciones con china. Es la secuela de la prepotencia de sectores norteamericanos con los países que despectivamente llaman bananeros.
El pueblo dominicano debe dar su respaldo al gobierno en caso de que tome una medida de independencia económica, y comience a intercambiar con todos los países del mundo, sobre todo los que pueden ofrecer buenas alternativas al país.
La guerra de las grandes potencias no es nuestro pleito. El dominio geopolítico nos afecta, pero debemos saltar líneas, guardando el respeto a los Estados Unidos, pero haciendo saber en forma clara y responsable que somos un país libre e independiente.