Publicado en Nacionales, hace 2 días
Nunca ha sido más apremiante la conversación sobre la integridad territorial, en un mundo plagado por las complejidades de las tensiones geopolíticas. Volodimir Zelenski declaró recientemente que Ucrania no cederá parte de su territorio a Rusia bajo ninguna circunstancia.
Con esta declaración Zelenski encarna su compromiso inquebrantable con la soberanía de su patria, pero además también, una narrativa más amplia sobre la autodeterminación y el respeto al derecho internacional.
Esta brava postura de Zelenski está basada en el marco histórico de la lucha ucraniana por su independencia. Luego de obtener su soberanía tras la disolución de la URSS en 1991, Ucrania ha trillado un camino plagado de tensiones en un contexto de un conflicto en curso, esto luego de la anexión de la península de Crimea en 2014.
Ese acontecimiento no fue solo una violación flagrante del derecho internacional, sino también una ofensa al derecho de Ucrania a autogobernarse. De ceder siquiera una mínima porción de su territorio, Ucrania estaría sentando un peligroso antecedente que podría alentar nuevas invasiones por parte de Rusia u otro poder extranjero.
Y es que, las consecuencias de ceder territorio serían catastróficas e irían más allá de la mera pérdida de territorios; socavaría los principios de la identidad nacional, los valores democráticos y el patrimonio cultural. Para Ucrania, su lucha no es solo por preservar territorio, sino también por defender su forma de vida, su cultura, su idioma, etc., de una inminente amenaza que busca destruirlos. Quiere esto decir, que cada pulgada cedida, socavaría su propia existencia como nación soberana.
Envalentonar
Más aún, ceder territorios por medio de presión serviría para envalentonar a los estados agresores, en las relaciones internacionales, pues la historia nos ha demostrado que la capitulación, a menudo, conduce a más demanda, porque los agresores raramente quedan satisfechos con una sola conquista. Con esa firme postura, Ucrania se erige como un baluarte de dignidad y firmeza contra las pretensiones anexionistas de Putin, mandando un mensaje poderoso a la comunidad internacional, enfatizando que la soberanía nacional no es negociable.
Esta firme postura de Zelenski, se basa en la profundidad contextual del derecho y las normas internacionales. El principio de integridad territorial, está contemplado implícitamente en la Carta de las Naciones Unidas, donde hace hincapié en que ningún Estado debe adquirir territorio por la fuerza, por lo que, la comunidad mundial debe ser responsable de defender las normas, respaldar a Ucrania y contrarrestar cualquier forma de agresión que trate de desestabilizar a naciones soberanas.
En resumen, la firme declaración cargada de dignidad y patriotismo de Volodimir Zelensky, de que Ucrania no cederá territorio alguno a Rusia, bajo ningún concepto, es un contundente clamor de justicia y respeto de las normas y leyes internacionales. Es, además, una reafirmación del derecho de Ucrania a vivir libre de tensiones y agresiones externas.
Es que las implicaciones de entregar territorios van más allá de la geopolítica, porque atacan el corazón de los derechos humanos y el sagrado principio de la autodeterminación de los pueblos.
Por eso, ahora más que nunca, es una necesidad, que el mundo se una a Ucrania en la consecución de la paz, pero sin el costo indigno de comprometer su soberanía ni su integridad territorial.