Publicado en Todo Incluido, hace 1 día
Mueve a una amplia preocupación que el sector de la construcción diga que puede sucumbir por falta de obreros destinados a laborar en la parte primaria de la obras.
El bajo salario es una de las razones por la que los dominicanos rechazan ir a poner block. Todo de importancia cuando se va a iniciar una construcción cualquiera, sobre todo un edificio.
Por esta razón, los constructores están pidiendo una cuota de 87 mil haitianos, para distribuirlos por cuotas entre sus miembros. Llegados esos haitianos, estiman, se normalizaría el mercado.
Lo ciertos es que el país debería aportar 87 mil obreros dominicanos no calificados, para ir a las construcciones, y no tener que ir al incierto y hasta peligroso mercado haitiano.
Sinceramente, los constructores deben pasar revista en forma colectiva, para darse cuenta que sus preferencias con los obreros haitianos se debe a las condiciones de trabajo que tienen.
Pocos incentivos
El pago por vender su fuerza bruta de trabajo, carece de incentivos para que los dominicanos miren a la construcción. Son salarios de hambre, esfuerzo sobre-humano, y trabajo sin futuro por el gran desgaste físico que representa.
Los constructores deben trabajar en dos aspectos, con los inmigrantes haitianos y con los dominicanos, salarios mejorados, que deberían ser integrados a este renglón industrial.
El proceso de modernización de la construcción hace que se necesiten menos obreros, pero ni aún así se puede trabajar contando únicamente con haitianos. Es difícil para el gobierno dar permiso a 87 mil brazos para construir.
Se supone que con todos los ilegales que hay en el país dedicados a la construcción, no hay una verdadera cobertura, por lo que se presume que también hay una deserción de haitianos de este renglón productivo.
Fue precisa la declaración del Director de Migración en el sentido de que cualquier cuota o llegada de haitianos, o aligerar permisos de ilegales, se debe hacer en el marco legal de migración.
Con una guerra civil de baja intensidad, todo hace presumir que los problemas continuaran en Haití, sin factibilidad de ser controlados, por lo que es imposible traer esa cantidad de personas.
Inclusive el país ha sido presionado para que permita el establecimiento de campamentos de refugiados en el territorio nacional, a lo que se ha opuesto el presidente Luis Abinadeer.
Hay dos puntos en los que hay que estar claro: no hay ambiente para aprobar la llegada al país de 87 mil haitianos para la industria de la construcción, y tiene que seguir la deportación de indocumentados.