Santo Domingo.- En un emotivo acto de fe y solidaridad, se celebró la mañana de este viernes una Misa en memoria de las víctimas del colapso del techo de la discoteca Jet Set, tragedia que ha conmovido profundamente a la sociedad dominicana.La Parroquia Jesús Maestro, en el sector Mirador Sur, fue el escenario de esta celebración litúrgica presidida por S.E.R. Monseñor Piergiorgio Bertoldi, Nuncio Apostólico en la República Dominicana, y concelebrada por S.E.R. Monseñor Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, Mons. José Amable Durán Tineo, Obispo Auxiliar de Santo Domingo, Mons. Ramón Benito Ángeles Fernández, Obispo auxiliar emérito de Santo Domingo y varios sacerdotes de la Arquidiócesis de Santo Domingo.
Durante la ceremonia, el Rvdo. P. Carlos Abreu dio lectura al mensaje de condolencias enviado por el Papa Francisco, en el que el santo padre expresa su profundo pesar por lo ocurrido, ofrece sufragios por el eterno descanso de los fallecidos y extiende su cercanía espiritual a los familiares y heridos. El mensaje, firmado por el Cardenal Pietro Parolin, concluye con la Bendición Apostólica como signo de esperanza en el Señor Resucitado.
“Recibe, padre, en tu paz a estos hermanos y hermanas nuestros”, fueron las palabras que resonaron con fuerza entre los asistentes, haciendo eco del mensaje papal.
En su homilía, el Nuncio Apostólico expresó: “He sentido el aliento roto de toda una Nación… Una tragedia que nos ha sumido en la oscuridad, pero que también ha despertado lo mejor del pueblo dominicano: la solidaridad, la fe y la compasión.”
Destacó también la presencia de diversas autoridades, incluidos representantes del Gobierno, líderes comunitarios y miembros de distintas confesiones religiosas.
El Nuncio valoró el gesto del Arzobispo Ozoria al celebrar esta misa en un templo cercano al lugar del siniestro, como signo físico y espiritual de cercanía con las víctimas y sus familias.
Durante la liturgia, se elevaron oraciones por los difuntos y se agradeció a quienes han contribuido en las labores de rescate, acompañamiento y consuelo desde el día de la tragedia.
La Celebración Eucarística culminó con un mensaje de esperanza, destacando la fe del pueblo dominicano y su capacidad para sobreponerse al dolor: “Que nuestra Señora de la Altagracia presente a Dios el tesoro de humanidad y fe que florece en el corazón del pueblo dominicano”.