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Popis, wawawa: nueva generación dominicana

Publicado en Todo Incluido, hace 11 meses

En la madrugada del 16 de abril un joven llamado Joshua Omar Fernández, con apenas 19 años, fue brutalmente asesinado saliendo de un centro nocturno de la capital en donde estaba celebrando su cumpleaños en compañía de varios de sus amigos.

 Para muchos, esto no es una gran noticia, ya que los robos, asaltos y asesinatos se han convertido en el pan nuestro de cada día; pero lo que más ha llamado la atención es que uno de los supuestos involucrados en el suceso, es el hijo del influencer conocido con el sobre nombre de Dotol Nastra. El vástago es Wesley Vincent Carmona (el dotolcito).

Es un hecho muy lamentable porque hay varias familias destrozadas por esta tragedia.

 Hay muchas personas que le han echado la culpa al padre  porque supuestamente él se liga o promociona gente del bajo mundo y han hecho énfasis en un video del Lápiz Consciente en donde él dice que: cuando tú deterioras tanto a la sociedad, llegará un momento en que la delincuencia tocará tu puerta.

Si esto fue una predicción o no es criterio de cada cual, pero en esta ocasión yo quería comparar a la juventud en los tiempos de mi crianza (por allá los años 70 y 80) con esta nueva generación de millenials y Generación Z, tomando en cuenta que evolucionamos y que los tiempos cambian y muy rápido por cierto.

 Ahí vamos. Comenzando por los Popis, que antes le decíamos los «hijos de Papy y mami», por lo regular estudiaban en colegios privados, usaban tenis hush poppis y montaban bicicletas Choppers. No eran violentos en su inmensa mayoría y eran muy sociables.

Los que hoy se conocen como wawawa, antes eran los «hijos de Machepa»; íbamos a las escuelas públicas o liceos, usábamos tenis campeón (que era una una mala imitación de los Converse) y los juguetes teníamos que fabricarlos pues eran muy costosos; pero los más preferidos eran los carritos de caja de bola y las chichiguas.

Las escuelas, colegios y liceos eran nuestra segunda casa y el profesor o la profesora era nuestros segundos padres, tanto así que nos podían regañar y darnos un par de reglazos, pero no lo decíamos en la casa porque si nuestros padres se enteraban, nos acababan de rematar.

Los vecinos velaban por nosotros y nos llamaban la atención cuando nos veían con una persona de dudosa reputación. En caso de desobedecer a nuestros padres o parientes nos llevaban a la mejor Psicóloga que había en la época (la chancleta Samurai); gracias a ella mi generación respetaba a las personas mayores y somos muchos profesionales. Esta nueva generación a la ñoñería le llama autismo y sus progenitores gastan una millonada en esa vaina.

Si jugábamos y uno de nosotros se caía y se pelaba la rodilla siempre había uno que decía: «Traigan el mentiolé», un líquido rojo que ardía como el mismo diablo!! En mis tiempos los jóvenes éramos más sociables porque en un mundo donde no había tablets, celulares, ni videojuegos violentos jugabamos al escondido y otros juegos como musa tataramusa y, desde luego, mi preferido: la botellita, para darle mi besito a la chamaquita que más me gustaba jiji.

Me di trompa con todos los carajitos del barrio y hoy en día son mis grandes amigos. Cómo se aplica esto ??

En esta nueva generación de guaremates, sicarios y Chukiis la religión es la droga; se juntan para atracar, robar, violar y llevar luto a una familia como la de Joshua, un joven valioso, graduado en Infotep. Para esta nueva generación, la delincuencia es un deporte; no quieren estudiar, mucho menos trabajar, pero si quieren dinero. Hablan de millones, influenciado por las narco-novelas como El Señor de los Cielos y todos quieren ser Pablo Escobar.

 Quizás lo que ellos no saben es que todos los delincuentes terminan igual: presos o en el cementerio. En mis años, todos los muchachos pobres se ganaban la vida honradamente: repartían pan, periódico, limpiaban zapatos y los más fuertes pegaban Blocks.

 Me gustaría que con sus opiniones me dijeran en qué momento fue que fallamos como sociedad. Gracias.

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