Raquel Peña, ¿pupila de Abinader?

Dígase lo que se diga y sin lugar a dudas, la aspiración presidencial de Raquel Peña ha reconfigurado el panorama político dentro del Partido Revolucionario Moderno (PRM), añadiendo complejidad a la competencia interna y planteando desafíos en términos de unidad y equilibrio de poder.

No hay dudas, será  crucial observar cómo se desarrollan estas dinámicas en los próximos meses y cómo el partido del cambio maneja las diversas aspiraciones para mantener la cohesión interna.

El presidente Luis Abinader, por su parte,  ha adoptado una postura neutral respecto a las aspiraciones de Peña y otros miembros del partido, declarando que no se involucrará en temas de aspiraciones políticas.

En tanto que el  presidente del PRM, José Ignacio Paliza, ha minimizado la posibilidad de fricciones internas, afirmando que las aspiraciones de Peña no causarán descontento y que prevalecerá la unidad antes, durante y después de la elección del candidato.

Ante esta situación plateada, cuáles podrían ser las implicaciones inmediatas de las declaraciones hechas por la honorable vicepresidente Peña y un eventual apoyo del presidente Luis Abinader a sus aspiraciones. Veamos.

Si el presidente Luis Abinader decidiera apoyar abiertamente la candidatura presidencial de la vicepresidenta Raquel Peña, esto tendría un impacto significativo tanto dentro del Partido Revolucionario Moderno (PRM) como en el panorama político general de la República Dominicana. Veamos los posibles efectos:

El apoyo de Abinader, como figura más influyente dentro del PRM y con alta aprobación pública, consolidaría a Peña como la candidata oficialista, dándole un sello de continuidad y estabilidad gubernamental.

Con el respaldo del presidente, Raquel Peña tendría mayor acceso a recursos políticos y el apoyo de importantes sectores del Estado y el partido, lo que facilitaría su campaña.

Los votantes que apoyan la gestión de Abinader podrían ver en Peña una extensión de su proyecto político, dándole una ventaja en las elecciones.

Un apoyo explícito podría generar malestar en otros aspirantes presidenciales, como Carolina Mejía y David Collado, que podrían percibir el respaldo como una jugada injusta. Esto podría provocar fracturas internas y desencadenar alianzas fuera del partido.

Si los líderes regionales y municipales del PRM sienten que el proceso no es equitativo, podrían desmotivarse o incluso apoyar a otros candidatos en protesta.

Algunos sectores podrían interpretar el respaldo como un intento de perpetuar el poder en un círculo cercano al presidente, generando percepciones de continuismo, algo históricamente mal visto en la política dominicana.

La oposición, particularmente el PLD y la FP, podrían aprovechar esta situación para denunciar falta de democracia interna y debilitar al PRM.

Si el apoyo a Peña causa división y provoca deserciones dentro del PRM, la oposición podría capitalizar esa fragmentación para aumentar sus probabilidades de triunfo en 2024.

Si, pese al respaldo de Abinader, Raquel Peña no logra imponerse en las primarias o en las elecciones generales, esto podría dañar la imagen y el legado político del presidente. Sería visto como una derrota personal y podría afectar su influencia futura en el PRM.

En conclusión, un respaldo abierto de Luis Abinader a Raquel Peña podría posicionarla como la favorita en la carrera presidencial dentro del PRM y mejorar sus posibilidades de victoria en las elecciones generales. Sin embargo, el riesgo de fracturas internas, la percepción de continuismo y el posible fortalecimiento de la oposición son factores que Abinader tendría que sopesar cuidadosamente antes de tomar una decisión pública.