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Tragedia familiar en la República Dominicana

Publicado en Editorial, hace 3 días

Lidiar con la tragedia es una de las experiencias más difíciles de la vida. Cuando la violencia sacude la paz del hogar, deja cicatrices profundas, no solo en quienes la viven directamente, sino en toda la sociedad. En la República Dominicana, las tragedias familiares, a menudo marcadas por la violencia doméstica, se han convertido en una dolorosa realidad que exige atención urgente y acciones contundentes.

Las noticias sobre padres que quitan la vida a sus hijos, o parejas que terminan en actos de violencia extrema, son más que simples titulares. Son el síntoma de problemas sociales y psicológicos profundos que se han estado gestando por mucho tiempo. Factores como la salud mental, el machismo, la falta de acceso a recursos de apoyo, y la normalización de la violencia en ciertas comunidades, crean un caldo de cultivo para estos desenlaces fatales. La respuesta de la sociedad no puede ser la de un mero espectador; debemos reconocer que estos actos son una falla colectiva.

Cada tragedia es un recordatorio de que las leyes y campañas de concienciación por sí solas no bastan. Necesitamos fortalecer los sistemas de apoyo psicológico y legal, haciéndolos más accesibles y efectivos. Es vital educar a las nuevas generaciones sobre la importancia del respeto, la comunicación, y la gestión de conflictos de manera pacífica. La sociedad debe romper el ciclo de silencio y denunciar cualquier señal de alarma, actuando como una red de seguridad para los más vulnerables.

Abordar este problema requiere un compromiso multisectorial: desde el gobierno, con políticas públicas más robustas, hasta las comunidades, iglesias y escuelas, que deben convertirse en espacios de prevención y apoyo. La familia, base de nuestra sociedad, debe ser un refugio de amor y seguridad, no un campo de batalla. Es hora de sanar las heridas y construir un futuro donde la violencia intrafamiliar sea solo un triste recuerdo.

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