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Traumas de los gobiernos del PRD, PLD y PRM, después de Trujillo y Balaguer

Publicado en Todo Incluido, hace 22 horas

“La verdad sobre el pasado es la clave para entender el presente y construir un futuro mejor”.

La historia política y gubernamental de la República Dominicana es vista por una minoría centralizada en el poder como de progreso y bienestar puro. Sin embargo, para la mayoría que siente y padece los desafueros del desparpajo, la corrupción y la antidemocracia, la perspectiva no es muy halagüeña. Llegando al extremo de extrañar a dos gobiernos que en su momento fueron calificados como dictadores: Rafael Leónidas Trujillo Molina (1930-1961) y el doctor Joaquín Balaguer Ricardo (1960-1962, 1966-1978 y 1986-1996).

El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) llegó al poder en 1978 con Antonio Guzmán, pero su gestión resultó traumática y terminó con su suicidio. Tras su muerte, el vicepresidente Jacobo Majluta asumió el cargo, y posteriormente, Salvador Jorge Blanco, empresario de la ganadería dominicana, gobernó el país (1982-1986). Su gestión estuvo marcada por la quiebra descomunal de la nación debido a la corrupción administrativa, lo que finalmente lo llevó a una larga estancia en la cárcel.

En 1996, los dominicanos cometimos un error significativo. Un conflicto entre los líderes del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), Joaquín Balaguer, y del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Juan Bosch, llevó a la postulación del expresidente Leonel Fernández (1996-2000). Fernández se adjudicó todos los poderes del estado dominicano y los puso al servicio del empresariado y la cúpula del partido morado, además de privatizar todas las empresas públicas.

Después de los gobiernos de Balaguer, la historia se ha repetido con los gobiernos del PRD y el expresidente Hipólito Mejía. En un encuentro con Agripino Núñez Collado y Leonel Fernández, Mejía acordó no perseguir judicialmente a los expresidentes. Sin embargo, su gobierno estuvo marcado por la quiebra de bancos y la crisis económica.

Los gobiernos del PLD, encabezados por Leonel Fernández (1996-2000 y 2004-2012), llevaron al país a una desgracia sepulcral. El país fue puesto al servicio del empresariado, y el estado dominicano, después de recorrer el camino de la independencia y la libertad, fue utilizado para beneficio de los haitianos y políticos corruptos.

El actual presidente, Luis Abinader Corona, ha llevado al país a un estado de corrupción y narcotráfico organizado. Se podría afirmar que el país está dirigido por una narcopolítica alojada en los ministerios, los ayuntamientos, el tren judicial y el Congreso Nacional.

Hoy, nuestro país marcha por un derrotero marcado por la corrupción, la complicidad y el narcotráfico organizado. Es importante repasar la historia para entender quién tiene la razón sobre este análisis. Los hechos están a la vista de todo el mundo.

Trujillo y Balaguer

La dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961), es cierto que estuvo marcada por la represión y la falta de libertades civiles. Sin embargo, su gestión también contribuyó al desarrollo económico y social del país, con políticas que fomentaron la industria, la agricultura y la educación.

Durante los gobiernos de Balaguer (1966-1978), el país experimentó cambios políticos y sociales. Aunque enfrentó desafíos de corrupción y desigualdad, se logró avanzar y consolidar la democracia, sobre todo, se exigió respeto por la nacionalidad, contrario a los gobiernos anteriores que se la han puesto en bandeja de plata al empresariado para que nuestra nación sea invadida por los haitianos.

En cuanto a la política en República Dominicana, es oportuno destacar que el sistema de partidos está marcado por la corrupción y el abuso de poder. Más que un país donde debe imperar la democracia, nos hemos convertido en un narcoestado dirigido por narcopolíticos y narcocongresistas.

“La historia nos enseña, pero solo si estamos dispuestos a aprender de nuestros errores”.

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