Trump se abre muchos frentes y se contradice

Contrario a su primera administración ufanándose no involucrar a Estados Unidos en una guerra y afincar su política anti migratoria, en su actual segunda administración, el presidente Donald Trump apuesta firme a la guerra, involucrando a su país guerra con Irán, masificando deportaciones inmigrantes ilegales, desatando guerra arancelaria sin precedentes, inclusive a Canadá y México, violando acuerdo T-MEC.

Acusando a Unión Europea de abusar de Estados Unidos. Disponiendo la Guardia Nacional y el USMC en Los Angeles, en asuntos competencia de gobernadores estatales.

Amenazando destituir a Jerome Power, director Reserva Federal, sabiendo ley le prohíbe, presionándolo reducir tasas interés.

Amenazando apropiarse de Groenlandia.

Un desbordado, irracional y controvertido portafolio de improntas que apuntan directo a contundentes fracasos de su segunda administración, en sus inicios con grandes aspiraciones de sus paisanos y la aldea planetaria que conformarían un esquema sosegado y promisorio para Estados Unidos y los 193 países que estructuran Naciones Unidas.

En el conjunto de estas improntas, Trump ha ignorado, o pretendido ignorar, lo finales de Napoleón Bonaparte, primero, y Adolfo Hitler, luego, consecuencias de abrir muchos frentes, concluidos en para siempre desastrosas derrotas.

Concerniente a Trump, ha resultado inoperante de acordar con el presidente ruso Vladimir Putin, finalizar la guerra con Ucrania.

Declarar por omisión implícita, incompetencia llegar acuerdo entre palestinos y hebreos para pacificar confrontación de 70 años, propiciando solución de dos Estados, sin cuyo protocolo jamás habrá paz en Palestina.

Rebosó la copa

La copa de contrasentidos expuestos rebosó este histórico junio 22-25, cuando Trump dispuso atacar Irán, destruyendo con bombarderos B-2, el avión de guerra más poderoso y destructivo, construido por Boeing, los depósitos nucleares iraníes de Fordon y Nantanz, y misiles balísticos de Isfahán, iniciando una guerra contra un país sin guerra con Estados Unidos, sin autorización del Congreso, que solo autoriza a Estados Unidos iniciar una guerra cuando es atacado, que no es el caso de Irán.

Muy diferente a Estados Unidos, cuando en 1941 ingresa a II Guerra Mundial, luego de Japón destruir la flota naval de Pearl Harbor, y luego del presidente Franklyn Delano Roosevelt solicitar y recibir autorización del Congreso iniciar guerra con Japón, que extendió a Europa fascista de Adolfo Hitler.

Trump ha procedido idéntico al presidente Richard Nixon, cuando en 1971, asesorado por el siniestro Henry Kissinger, dispuso saturación bombardeos a Vietnam y Camboya, y agredir a Argentina, Uruguay, Bolivia y Uruguay, eliminando células de izquierda, con la sangrienta Operación Cóndor, y desbancar y asesinar al presidente chileno Salvador Allende, todo sin autorización congresional .

Trump reitera amenaza a Irán de réplica mayor contra instalaciones militares, mientras Irán respondió el mismo día que Trump arruinó sus bases centrifugadoras de uranio y misiles, lanzando andanadas de misiles y drones, impactando en Tel Aviv, Jerusalén, demostrando el valor persa, que remonta al histórico rey Darío, hace 2,500 años, cuando el mundo de entonces desconocía otro lado del planeta que no fuese Oriente.

Irán siempre ha sostenido que sus centrifugadoras para enriquecer uranio y producir agua pesada para proyecto nuclear pacífico, no militar, aunque de disponer más adelante una bomba nuclear nunca podría usar contra Israel, porque sencillamente israelíes y palestinos están cosidos en un área reducida menor a 30 mil kilómetros cuadrados, y los palestinos son protegidos de Irán a través de Hizbollah, Hamás, Al Fatah y los yutíes de Yemen Sur, mientras Israel sí puede tener más de 200 bombas atómicas producidas en su reactor nuclear de Dimona, en el Neguev.

Multitud de improntas

Trump ha embarcado a su país en multitud de improntas disruptivas, irrespetando los protocolos legales en todos los casos, mencionadas, decantándose un auténtico dictador, primero sin autoridad moral para censurar actitudes similares en Rusia, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Mianmmar, Siria, El Salvador, China, Vietnam y Hungría.

Desertando postulados encomiables de libertades ciudadanas, separación de los poderes, el debido proceso.

Preeminencias y panoplias sociales enarboladas y propaladas siempre por Estados Unidos, como referencial y modélico templo mundial de la democracia y la libertad, hoy en descrédito y en pavesas por la irracional impronta de atropellos a veneradas instituciones seculares y tutelares de Trump, sin válidas excusas.

En ese contexto y filosofía autoritaria despreciando las leyes, concordia, respeto a disentir y clausura del diálogo como herramienta idónea de lograr acuerdos y garantizar la paz interna en Estados Unidos, extensiva a nivel planetario, la segunda administración del presidente Trump asoma en extremo peligrosa y decepcionante de concretizar elevados preceptos y normas de convivencia respetuosa, civilizada y pacífica.