Un acercamiento a las particulares existenciales de millones de personas que debe aplicarse cada decenio o se pasa a quedar en la imperfección de no establecer a ciencia cierta la dimensión demográfica y la forma en que los conciudadanos cubren sus necesidades esenciales y alcanzan sus propios niveles de educación y los de sus hijos, estableciendo tasas precisas de fecundidad y defunción.
Los censos certifican magnitudes sociales imprescindibles para diseñar políticas públicas y programas basados en cifras absolutas obtenidas en lo presencial y en el testimonio de pobladores; para no quedarse en deducciones y proyecciones estadísticas falibles, inadecuadas para ir con la seguridad de la planificación hacia el futuro que debe construirse desde ahora.
La cuenta regresiva está en marcha hacia el encuentro que contribuirá a «conocerse a sí mismo” como nación y país. Una causa que tiene a la comunidad como la beneficiaria inmediata del censo apropiadamente diseñado para llenar su cometido disponiéndose un calendario de varios días para dar tiempo a todo.