Publicado en Todo Incluido, hace 3 días
En medio de promesas gubernamentales de transparencia y lucha contra la corrupción, emerge una realidad ineludible: el pueblo dominicano sigue siendo testigo de cómo sus esperanzas son despojadas por una élite político-económica que se enriquece a costa de la dignidad y el esfuerzo de muchos.
El reciente anuncio del presidente Luis Abinader sobre la creación del Sistema Nacional de Transparencia y Anticorrupción (SNTA) podría parecer un paso hacia la rectitud, pero desde nuestra perspectiva, esto es otra cortina de humo, un intento más de apaciguar el clamor popular con promesas que raramente se materializan en acciones concretas.
Este modelo de gobernanza, que favorece la explotación y saqueo a través de prácticas extractivistas como las administradas por las AFP, ARS, y diversas concesiones y alianzas público-privadas, ha creado un ciclo de desigualdad que enriquece a unos pocos mientras deja a la mayoría luchando por sobrevivir.
Es evidente que la partidocracia dominante ha fallado en transformar nuestros sistemas de poder en entidades que realmente representen y sirvan al pueblo.
Préstamos
Como dominicanos, es nuestro deber no solo exigir transparencia y responsabilidad, sino también actuar para asegurar que estas no sean meras palabras. Casi 50 mil millones de dólares han sido tomados en préstamo durante la administración actual, y aún no hay una rendición de cuentas sobre cómo estos fondos han sido utilizados.
Además, la producción y exportación de nuestro oro, un recurso natural que pertenece al pueblo, se mantiene en secreto, sin ofrecer a los ciudadanos la oportunidad de conocer lo que día a día se produce, se exporta y cómo se transfieren los beneficios al bienestar del pueblo. Estas son medidas simples que podría tomar para transparentar, pero la transparencia de la que habla esta clase política son solo palabras vacías.
El cambio necesario no es solo institucional, sino también cultural. Debe comenzar con un compromiso de cada dominicano para no solo esperar más de sus líderes, sino también para convertirse en un agente activo de cambio. Esto significa no solo votar, sino también participar en la vida cívica, estar informados y mantener a nuestros gobernantes responsables de cada acción que tomen.
Desde el Frente Cívico y Social, extendemos un llamado poderoso y urgente a todos los dominicanos: despertemos y tomemos las riendas de nuestro destino. Unamos nuestras voces y nuestras fuerzas para demandar y efectuar un cambio real. Es hora de transformar nuestro descontento en una fuerza constructiva que traiga justicia, desarrollo y prosperidad a nuestro país.
Trabajemos juntos para que el progreso y la prosperidad sean accesibles para todos, no privilegios de unos pocos. Luchemos por un país que no solo alcance su potencial económico, sino que también se convierta en un faro de justicia y equidad.
Al hacerlo, no solo estaremos salvando nuestra nación del ciclo de corrupción y miseria, sino que también estaremos honrando a Dios y a nuestra patria, respetando y defendiendo nuestra libertad como el pilar fundamental de nuestro futuro.
¡Es tiempo de actuar! Solo a través de nuestro compromiso y determinación, podemos lograr la transformación necesaria para vivir en un Estado que verdaderamente refleje nuestros valores más altos y aspiraciones.
Unámonos para construir un futuro en el que cada dominicano pueda vivir con dignidad y justicia bajo un verdadero Estado Social y Democrático de Derecho.