Publicado en Regionales, hace 15 horas
Barahona.- La entrada a Barahona regala una vista impresionante de la Bahía de Neiba, enmarcada por la loma de “El Curro” y un imponente mar.
El paisaje natural, adornado por palmeras, cocoteros y plataneras entre Canoa y Palo Alto, crea una bienvenida única. Sin embargo, al llegar al Cruce de Cabral, esa belleza visual se desvanece por completo.
La razón no son solo los letreros mal ubicados, que generan contaminación visual, sino también la gran cantidad de vehículos viejos y abandonados en calles y talleres de reparación.
Aunque el problema no es tan grave como en las “megaciudades” del país como Santo Domingo o Santiago, la presencia de estos vehículos es notable, especialmente en la entrada de la localidad.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), el parque vehicular de la provincia de Barahona era de 62,463 unidades al cierre de 2024, lo que explica por qué el número de vehículos abandonados no es tan elevado como en otros lugares.
Mecánicos de dos talleres locales, que prefirieron mantener el anonimato, explicaron que estos autos permanecen allí porque sus dueños no tienen los recursos para costear las reparaciones.
La problemática de los vehículos abandonados fue analizada por varios expertos.
El arquitecto Julio César Osorio, el ingeniero agrónomo Rafael Matos Féliz y el ingeniero civil Jhonny Gregorio Olivero García coinciden en que las autoridades deben enfrentar este problema por sus impactos negativos.
Osorio, exdirector ejecutivo del Plan Estratégico de Barahona, afirma que estas chatarras no solo dañan la imagen de la ciudad y causan un deterioro del entorno, sino que también “afectan la calidad de vida y pueden ocasionar problemas ambientales”.
Celebró la iniciativa de esta noticia, ya que ofrece la oportunidad de “recomponer” la estética de las ciudades.
Por su parte, Olivero García, expresidente de la Regional Suroeste del Colegio Dominicano de Ingeniero, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), enfatizó que los vehículos abandonados provocan serios problemas de contaminación visual.
Para Rafael Matos Féliz, expresidente de la Sociedad Ecológica de Barahona (SOEBA) y del Plan Estratégico de Barahona, la presencia de estos autos viejos es un grave problema para el medio ambiente y la estética urbana.
Explicó que no solo obstaculizan el tránsito, sino que también contaminan el suelo y el aire por la liberación de líquidos tóxicos como aceites y combustibles.
“Con el paso del tiempo, estos vehículos abandonados se convierten en focos de contaminación y criaderos de plagas, agravando los problemas de salud pública”, expuso Matos Féliz.
Además, dijo, “afectan la imagen visual de la ciudad, dañando el paisaje urbano y proyectando una sensación de abandono y desorden”.
El arquitecto Osorio añadió que este abandono es una debilidad en la planificación urbana y municipal y requiere una intervención urgente.
“Su presencia desmejora el entorno, resta valor a las propiedades cercanas y transmite una sensación de dejadez. Se requiere una mayor acción institucional, y las municipalidades son clave en este ámbito”, afirmó.
Osorio recordó que Barahona cuenta con normativas y ordenanzas urbanas que podrían aplicarse para solucionar el problema.
Hizo hincapié en la necesidad de “desempolvar” estudios realizados por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA), los cuales contienen propuestas para construir una ciudad más amigable y habitable.