Publicado en Mundiales, hace 18 horas
Estados Unidos.- El embajador de la Misión de Observación de Palestina ante Naciones Unidas, Riyad Mansour, no pudo aguantar el llanto en la sesión de este miércoles del Consejo de Seguridad.
Mansour estaba informando sobre la difícil situación alimentaria que se vive en la Franja de Gaza debido al bloqueo israelí a la entrada de ayudas humanitarias en medio de los bombardeos que ocurren casi a diario en esta región.
«Los niños se mueren de hambre. Las imágenes de madres abrazando sus cuerpos inmóviles, acariciándoles el pelo, hablándoles, disculpándose ¡Es insoportable! ¿Cómo alguien puede tolerar este horror», dijo Mansour antes de quebrarse y ponerse a llorar.
«Estas son personas, seres humanos, privados de agua, alimentos y medicinas durante tanto tiempo y que penden de un hilo. Indigna al pueblo palestino, a todos ellos, incluyéndome a mí», dijo tras recomponerse.
«Es indignante ver esta situación, y aún así no están actuando, ¿ cuánto más quieren? Pero acá la verdadera preocupación es cómo deshacerse de los palestinos matándolos, matándolos de hambre y destruyendo Gaza para que no tengan más opción que ‘Si quieren vivir, que se vayan’», añadió.
De acuerdo a BBC New, la jornada estuvo dominada por la relatoría de varios países sobre lo que ocurre en Gaza en las últimas semanas, donde el propio secretario general de la ONU, Antonio Guterres, denunció que la ayuda que estaba llegando a los palestinos era a «cuenta gotas».
El propio secretario general Guterres denunció que se estaba llevando a cabo una «limpieza étnica» en la Franja de Gaza y pidió que se logren los acuerdos para un cese al fuego inmediato en la región.
Israel ha señalado desde el principio de la ofensiva que su principal objetivo es el de eliminar la «amenaza terrorista» de Hamás y que sean devueltos los 64 rehenes que permanecen en cautiverio.
Desde el pasado 7 de octubre 2023, cuando decenas de militantes del grupo islamista radical Hamás incursionaron en el sur de Israel causando la muerte de 1,200 personas, entre ellas varios niños y la toma de rehenes, el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu inició una feroz ofensiva militar que ha dejado cerca de 50.000 personas muertas, la mayoría de ellos niños y mujeres.