Publicado en Todo Incluido, hace 5 horas
Los esfuerzos de Donald Trump de ponerle fin a la guerra desatada por Putin con su brutal invasión de Ucrania iniciada en 24 de febrero de 2022, parece que serán intentos fallidos, pues la reciente firma del acuerdo para un alto el fuego aprobada por Estados Unidos y Ucrania en la cumbre celebrada en Arabia Saudita, ha sido recibida por el dictador ruso con escepticismo respondiendo con ambigüedad, alegando que dicha propuesta está incompleta porque no toma en cuenta ciertos aspectos de su incumbencia, reacción que reafirma que no está dispuesto a alejarse de su larga agenda expansionista ni está listo para parar su agresión imperialista.
Para los que seguimos con atención el desarrollo de la geopolítica global, esa actitud de Putin se veía venir, ya que sus pensamientos y acciones son muy predecibles, pues es persistente en el cumplimiento de sus caprichosos delirios de dominación, enquistados en su psiquis influenciada por las ideas zaristas de expansionismo imperial, por lo que en sus planes no está prevista conseguir la paz sino hacer la guerra continuamente, cosa que ha demostrado desde que tomó el poder hace unos 25 años atrás a unos 9 años de la sorpresiva caída del imperio comunista encabezado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS.
Tal ambivalencia sigue un patrón que Vladimir Putin ha llevado a cabo en el curso de los años donde la retórica forma parte de una estrategia para desviar la atención de sus verdaderas intenciones.
Esto quiere decir que las fanfarronerías de Trump con las que afirmaba que él terminaría con la guerra en 24 horas y que hace rato que se desplomaron, podrían no ser posibles ni en años, debido a que no está en la agenda guerrerista del dictador ruso, llegar a ningún acuerdo de paz que no le convenga y que pueda interrumpir sus planes de avanzar en su carrera de dominación expansionista que le impida reconquistar naciones antes bajo su dominio y que ahora son independientes y no aceptarían de nuevo caer en sus garras opresoras.
En fin, esas fantasías del ahora presidente norteamericano, vendidas a un electorado obnubilado por un fanatismo rayando en la estupidez, se está demostrando que como tal eran falsas promesas irrealizables, tomando en cuenta que por las buenas Rusia no va a retirarse de las tierras conquistadas tras las contiendas y que Ucrania difícilmente reconozca esos territorios robados por el invasor como rusos…
Así es que será muy difícil que por ahora se consiga algún acuerdo, a menos que ocurran hechos inesperados que cambien radicalmente el contexto actual donde se enfrentan dos fuerzas irreconciliables, una agresora y la otra la agredida, a la defensiva.